Así se titula la exposición “Concha de Marco 1916-1989. Una mujer a la altura de las circunstancias”, que cobija la Sala B del Centro Cultural Gaya Nuño, sito en la Plaza de las Mujeres de la ciudad de Soria. Tres son los elementos que la evidencian: A.- Un cartel anunciador que acota su duración del 25 de marzo al 5 de mayo de 2021 (visitas de 9 a 14 h.); B.- Mostrario en la sala: 28 paneles con fotos y textos y 3 vitrinas, que plasman sus 7 poemarios publicados en vida, algunos de sus ensayos y dos libros para saber más de ella, y C.-Un precioso catálogo que la complementa y añade contenidos.
Pero, antes de entrar en materia,
quisiera comenzar por los créditos. Para mostrar mi agradecimiento a quienes
han contribuido a hacerla realidad. Al Ayuntamiento de Soria con su concejal de
cultura Jesús Bárez, al Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y su
director Gonzalo Santonja, a FUNDOS fundación y a la Junta de Castilla y León.
Así mismo, a Rótulos Pascual y Gráficas Ochoa por su buen hacer, a César
Gonzalo (responsable de exposiciones) y a Pote, por montarla como el curioso
espectador puede contemplarla.
Conviene señalar, previamente, que
con Concepción Gutiérrez de Marco (literariamente Concha de Marco) teníamos una
deuda pendiente. Ella fue la donante a los sorianos, a través de la Obra Social
de la entonces Caja Soria, del Legado documental, bibliográfico y pictórico que
reunió, junto con su esposo, el escritor, historiador y crítico de arte Juan
Antonio Gaya Nuño, a lo largo de toda una vida en común. Un auténtico tesoro
cultural. ¿Quién otro le ha dado tanto a Soria? El acuerdo para su custodia y
difusión fue firmado, entre Concha de Marco y Caja Soria en primera instancia
el 15 de enero de 1988 y elevado a escritura pública el 12 de julio, poco antes
de su muerte, cuando quemaban los rastrojos, el 19 de octubre de 1989.
Tan valiosos fondos, fueron
trasladados a Soria por Casa Macarrón el 11 de enero de 1990. La Exposición-Homenaje
a Juan Antonio, que los mostraba al público se abrió en la sede central de Caja
Soria en la Plaza Mariano Granados de Soria. La inauguró el director del Museo
del Prado Alfonso Pérez Sánchez y se
prolongó desde el 17 de febrero hasta finales de marzo. Se intituló “Juan Antonio Gaya Nuño (1913-1976) entre el
espectador y el arte” y fue comisariada por Ignacio del Río Chicote y por mí,
quienes habíamos contado con la valiosa complicidad de Concha de Marco. El
catálogo de la misma es un referente obligado para quienes quieran adentrarse
en la vida y obra de Gaya Nuño.
Treinta
años después
Han pasado 30 años de todo aquello hasta
que, por fin, ha llegado esta nueva exposición con Concha de Marco por
protagonista. Para hacerle justicia. Una culminación, en mi caso, tras más de
40 años ocupándome de aprenderla. Mi artículo primero: “2 poetisas sorianas, 2”
(por ella y Mª Eugenia Rincón), de “Campo Soriano”, data del 3 y 5 de diciembre
de 1981. Desde entonces, se me acumulan los recuerdos, las conversaciones mantenidas y guardo cartas y
libros dedicados. Gracias a mí, figura en el Diccionario Biográfico de la Real
Academia de la Historia (2011).
Aquí he querido recrear su vida. Contar
su historia verdadera. Como sujeto agente. Poniéndola en el contexto histórico
del tiempo que le tocó vivir. El del reinado de Alfonso XIII, pasando por la Dictadura
de Primo de Rivera, la Segunda República Española, la Guerra Civil, la
Dictadura de Franco, la transición política y la llegada de la democracia. Cual
una paleta de coloraciones: del blanco inicial (agridulce de infancia y
adolescencia), pasando por el negro intermedio (tristeza y privaciones), hasta
llegar al policromo (recuperación democrática con cierta decepción).
A modo de metáfora, he partido del
cuadro de Hipólito Hidalgo de Caviedes “Retrato de Juan Antonio y Concha”
(1976) de donde la extraigo, aislándola, individualizándola y la conduzco hacia
el “Retrato de Concha” (1964) por Francisco Mateos, donde se muestra turbadora
en su rostro, desprendiéndose de otras máscaras.
He querido mostrarla como fue: poliédrica
y polifacética. No dentro de la pareja “los Gaya” que es como los nombraban en
los círculos culturales, ni tampoco como la “Sra. de Gaya”. Ella misma. Niña huérfana de madre con dos
años por culpa de la pandemia de la gran gripe de 1918, niña rebelde en
Figueras (Gerona), universitaria en Madrid, republicana, esposa de un preso
(tenida por poco por los Gaya Nuño),
profesora de Ciencias en Costuera (Badajoz) y ¿casada infiel?, reencontrada con
Gaya en Bilbao, con el mundo del Arte en Barcelona, participando en la
Universidad Menéndez Pelayo de Santander, vinculada a la revista “Ínsula”, como
profesora de humanidades en la Universidad Río Piedras de Puerto Rico, ama de
casa y escritora, con cuarto propio en Madrid, artesana y melómana, feminista y
tertuliana, viajera por España y por el mundo. De profundas raíces sorianas
(quien no tiene raíces no da flores ni frutos), siempre retornaba a orígenes.
Siendo así una perdedora, que padeció el duro exilio interior español, sin resignarse
ni rendirse nunca, con esfuerzo creador, es como resultó vencedora.
Como intelectual Concha de Marco cobra
entidad propia. Narradora, ensayista, traductora del inglés y del francés de
libros de arte al español. Pero, sobre todo poeta. Conoce bien a nuestros
clásicos (lo que no es tradición es plagio); se relaciona con los poetas de la
Generación del 27 y las poetas de su tiempo (en torno a Carmen Conde) a las que
divulga y lee y conoce a los más destacados poetas extranjeros.
Como “una poeta inquietante” la definió
Carmen Conde. Su poesía, intimista y autobiográfica, se proyecta desde el yo al
nosotros colectivo. Hacia lo social. Como ella misma nos advierte, “las
constantes que caracterizan a mi poesía: Rigurosísima ética, interés por todas
las situaciones humanas, caridad cristiana, exaltación de cuanto de noble y
hermoso pueda atribuirse al ser humano”.
Su vida transpira por cada uno de los poros de la piel de las palabras
que escribe. Porque la mujer Concha de Marco también anhelaba el reconocimiento
de la belleza, que es el recuerdo, que es la poesía, la única verdad, como dice
mi buen amigo, que tanto habló con ella, Ignacio del Río.
Un hermoso recado
La voz de Concha de Marco es única y
absolutamente contemporánea, señala Isabel Coixet. El patriarcado se mantiene en nuestros días. Yo no estoy a favor de las mujeres que se tienen que sacrificar y se tienen que anular. Concha de Marco se sacrificó por Juan Antonio Gaya Nuño, pero no se anuló. Por el contrario, se reafirmó. Aquí y ahora, vuelvo a
reivindicarla, frente al ruido mediático de los bulos y noticias falsas y frente
al circo de la política como espectáculo, sin preocuparse por los problemas más
apremiantes de los ciudadanos, sigue plenamente vigente. Así nos dice: “Hay que
estar callado, no hables tanto. / Deja de afirmar tu existir con las palabras.
/ Son igual que ese humo que se aleja. / HAZ ALGO, CREA / ALGO QUE FORTALEZCA A
LOS DEMAS / y cuando tú te vayas permanezca.
/ Verdaderas palabras, el mensaje / que puedan entender generaciones nuevas, /
y les ayude a sobrellevar / el peso de la escoria que gravita sobre ellas.”
Por todo cuanto he dicho de Concha de
Marco, eterna niña desvelada que nos ilumina la existencia con sus versos, es
muy conveniente leerla y conocerla. Para quererla aún más.
José
María Martínez Laseca
1
de abril de 2021
"El cierzo corría que se las pelaba por el Collado, por la Dehesa y por el río y por el castillo adonde yo ¡sola! iba a pasear..."
ResponderEliminarEnhorabuena por el esfuerzo y por la ilusión de reconocer a una mujer libre, valiente y atrevida. Una mujer caminando sola contra el viento.
Lamentándome por no haber conocido la noticia de la exposición sobre Concha de Marco a tiempo para poder desplazarme -si esta nefasta pandemia lo hubiese permitido-, aplaudo el merecido homenaje público.
ResponderEliminarMe gustaría muchísimo poder contactar con usted, si me lo permite.
Un saludo y gracias por descubrirme y acercarme a esta gran mujer.