miércoles, 3 de octubre de 2018

Las fiestas de San Saturio durante la guerra civil española (1936-1939)


“Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa”.  
Albert CAMUS [Sobre la Guerra Civil Española]

La ciudad de Soria celebra dos fiestas principales de carácter tradicional: las dionisiacas de San Juan o de la Madre de Dios, coincidentes con el solsticio de verano, y otras más formales en honor de San Saturio, su patrón, a primeros de octubre, ya iniciado el lánguido otoño. El refrán popular las señala certero en el calendario: haga frío o calor, San Saturio el día dos. Prolongándolas luego hasta el día cinco. Suceden, pues, tras el mes de septiembre –que seca a las fuentes o se lleva los puentes– en cuyo cierre se ha realizado la importante feria de ganado en las eras de Santa Bárbara. Son fiestas menos ruidosas que las de San Juan y más tibias, porque el sol ya flojea. De mayor abstinencia y recogimiento interior. Con una religiosidad más ortodoxa, preludiadas por una novena en torno al santo cenobita para regocijo de sus fieles devotos.
Yo pretendo aquí hacer una breve aproximación a su desarrollo durante el periodo de la guerra civil española 1936-1939 para ver la incidencia que tuvo el conflicto bélico sobre el desarrollo de las mismas.
Es la Comisión de Festejos del Ayuntamiento capitalino la que se encarga de preparar el programa oficial de las fiestas, el cual viene a repetirse año tras año, con escasas variaciones en cuanto a los actos religiosos y profanos (culturales, deportivos…) que lo conforman se refiere. Sin que falten en él las corridas de toros, las misas y las procesiones, las competiciones de todo tipo y los bailes públicos amenizados por los sones de la Banda Municipal o más reservados en el Casino Amistad-Numancia. En su víspera, el día 1 de octubre, se anuncia su comienzo a los cuatro vientos con repique de campanas y lanzamiento de cohetes a los cielos. Este día, también se realizaba la solemne apertura del curso académico en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza.
Las Fiestas de San Saturio del año 1935, todavía durante la vigencia de la Segunda República, transcurrieron con alegría y en paz. Recordamos que la guapa señorita María Ángeles de Marco Marqués (prima de Concha de Marco) fue nombrada Reina de los Juegos Florales de ese año.

Herencia bendita el Santo Patrono de  Soria

Tal titulaba en primera “El Avisador Numantino” de 30 de septiembre de 1936 el texto firmado por H. en el que se resumía la hagiografía (vida y virtudes) de Saturio hasta que Benedicto XIV proclamó el 31 de agosto de 1734 su santidad. Como sabemos, con el alzamiento militar del 18 de julio había empezado la guerra fratricida entre españoles. Soria se declaró pronto partidaria del bando nacional. Y la tierra se teñía de sangre. Los facciosos, con la aquiescencia de la iglesia, la tildaron de santa cruzada, cual si de una vieja guerra de religión se tratara.
Todo ello venía a cuento para que el periodista-redactor escribiera comparativamente: “El arrianismo amenazaba destruir el tesoro de la fe cristiana en las almas sorianas y nuestro egregio paisano se alzó contra la herejía, en aquellos tiempos del siglo VI, predicando, con la elocuencia de sus obras de sus oraciones y de sus sacrificios, la doctrina santa que salva y redime.”
Porque si “las fiestas en honor de nuestro santo anacoreta se han celebrado siempre con inusitado fervor religioso, nunca mayor que en estos desdichados últimos años de dominio de moderno arrianismo masónico, judío y marxista, que felizmente acaba por la protección divina que también nosotros los sorianos, hemos impetrado a través de San Saturio, y por la heroicidad del Ejército y de las milicias armadas.” Como hiciera tiempo atrás un escuadrón de labradores sacando las reliquias de San Saturio en rogativa implorando la lluvia para sus campos, de nuevo se acudía en amparo. Máxime “en el año actual, en los días aciagos que corremos, en los que con noble y generosa sangre se está estructurando una nueva España, grande y libre”.
Mas, aunque se suspendieron los festejos profanos, las solemnidades religiosas se celebraron con inusitado esplendor. Tanto el novenario al santo, con gran concurrencia de fieles, como la santa misa en la Colegiata de San Pedro y la procesión por la tarde con la imagen del santo, presidida por el Sr. Obispo. Acompañados por la numerosa escuadra de la Guardia Civil, fuerzas de Falange Española, Voluntarios, Flechas, Requetés, Margaritas y Pelayos. Yagüe es ahora el jefe de la legión. Y Franco, el libertador del Alcázar de Toledo, era ya el Jefe de Gobierno del nuevo Estado nacional.

-1937, segundo año triunfal

La prensa recogía un goteo de nombres y apellidos de sorianos muertos por la Patria (exclusivamente del bando sublevado) en el frente de guerra. El día de San Saturio de 1937 los balcones de la ciudad aparecían engalanados y en los edificios oficiales ondeaba la bandera nacional. Los actos religiosos honrando a San Saturio contaron “con la asistencia de las autoridades civiles y militares y numerosísimos fieles”. “Celebrose, a las diez y media de la mañana del sábado, solemne función religiosa en la Colegiata de San Pedro, ocupando la sagrada cátedra el M. I. Sr. Don Luis Miner, Canónigo de la Catedral de Vitoria, cuyo sermón, como todos los pronunciados durante la novena, mereció grandes elogios”.
Pero la sesión de las siete de la tarde se torció, debido al temporal de lluvias reinante, por lo que “se organizó brillante procesión con la imagen de San Saturio por las naves de la Colegiata, asistiendo igualmente las autoridades, Cofradía del Santo, entidades, Corporaciones y muchísimos fieles. Dieron escolta al glorioso anacoreta un piquete de la Guardia Civil y soldados del Tercio Numantino.” Cabe reseñarse la intervención del M. I. Sr. Abad de la Colegiata, don Santiago Gómez Santa Cruz, que “pronunció breves palabras recordando como hacía 150 años se verificó en Soria una solemne rogativa con las reliquias del Santo”. Y “propuso a las autoridades provinciales se dirigieran al Excmo. Prelado de la Diócesis a fin de organizar una rogativa semejante, coincidiendo con la festividad del Pilar a fin de impetrar la paz en España con la victoria de nuestro glorioso Ejército”.
           
-1938, tercer año triunfal

Las tropas de Franco seguían conquistando territorio. Este año de 1938, desde el 16 de julio hasta el 16 de noviembre, tuvo lugar la batalla del Ebro. Una de las más sangrientas de todas y en la que más combatientes participaron. Supuso, sin duda, el enfrentamiento decisivo. Ya, a finales de septiembre, el Presidente de la República Juan Negrín, desde Ginebra, durante la Asamblea de la Sociedad de Naciones, declaraba que el Gobierno de Barcelona retiraba a los combatientes de las Brigadas Internacionales y decía que la cuestión española podía ser cortada mediante una política de conciliación.         Pero la suerte ya estaba echada. Y decidido el final de la guerra civil del lado de los facciosos, dejando, así, sellado el destino de la Segunda República Española.
Una vez más, la Ciudad de Soria celebró con gran brillantez el día de su glorioso y excelso patrón. Tanto la santa misa de la mañana como la procesión de la tarde estuvieron presididas por el Obispo de la Diócesis Tomás Gutiérrez Díez y se contó con la presencia del Gobernador Civil Javier Ramírez Sinués y del Militar Manuel Rodríguez Arnau, junto con el Alcalde de Soria Gregorio Ramos Matute y demás autoridades, representantes, asociaciones, colegios de la capital y numerosos fieles.
Con motivo de la festividad de San Saturio, el Ayuntamiento de la muy Noble y muy Leal Ciudad de Soria tenía el honor de rendir a las familias sorianas que más han sufrido por Dios y por la Patria; a los Mutilados de Guerra, hijos de esta Ciudad, y a los heridos también de guerra que se encuentran hospitalizados en la misma, un sentido homenaje. En su transcurso se entregaron cantidades de mil pesetas a madres que habían perdido a sus hijos y a los hijos que se quedaron huérfanos de padre o madre, en esta campaña de defensa de Dios y de la Patria, así como de quinientas pesetas a las madres que tenían “más hijos luchando en el frente a las ordenes de nuestro invicto Caudillo”.

-1939, año de la victoria
           
            Tras la toma de Valencia y de Alicante, el 1 de abril de 1939, el Estado Mayor del General Franco emitía desde Burgos el siguiente comunicado: “En el día de hoy, vencido y desarmado el ejército rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos. La guerra ha terminado”. Como consecuencia, se implantaría en todo el territorio el nacionalcatolicismo. caracterizado por la estrecha relación entre la iglesia católica y el Estado con el fin de controlar la educación, la cultura y otras facetas de la vida social española.
            Esta vez, en primera página, “El Avisador Numantino” de 4 de octubre de 1939, extraía sus propias conclusiones al sentenciar:
            1.-“No pudo el sectarismo en aquellos tiempos de dominación marxista, de triste recuerdo, menoscabar el espíritu religioso del pueblo soriano, ni su devoción a su santo Patrono, en cuyo honor la ciudad está celebrando sus tradicionales fiestas”.
            2.-“Y en plena dominación de la ominosa república, todas las dificultades que se encontraban se vencían con verdadero tesón y no fue interrumpida la devoción al glorioso Anacoreta”.
            3.-“Durante los años de la guerra de liberación de España, el pueblo de Soria no prescindió de hacer pública expresión de su fervorosa devoción a San Saturio, Anacoreta y Patrón de la Ciudad, y si bien prescindió de celebrar ningún festejo profano, hizo verdadera exaltación de fe en las funciones religiosas que en la conmemorativa fecha del dos de octubre de cada uno de los años tuvieron lugar”.
            4.-“Ganada ya en este Año de la Victoria, el pueblo se aprestó a celebrar sus tradicionales fiestas en honor del Santo, con verdadero entusiasmo, y aun cuando el temporal de lluvias reinante parece que trataba de restar animación a todos los actos organizados, especialmente a los religiosos, éstos se han visto más concurridos que nunca”.
            Este Año de la Victoria, las letras de los gozos que se cantaron en la novena al Patrón fueron acompañadas con música de Oreste Camarca. Y aunque se suspendió la anunciada verbena con fuegos artificiales, en la noche del día 2, a causa del pertinaz aguacero, sí que hubo carrera de bicicletas, corrida de toros en la chata con reses de Trespalacios para Niño de la Palma, El Estudiante y Jaime Pericás, además de conciertos y bailes públicos, en los siguientes días de fiestas.
Con lo que las aguas de la tradición festiva en honor a San Saturio volvieron a su cauce natural. El poeta local Francisco Soria Montenegro lo expresaba atinadamente en estos versos de 1940: “Ante el grato panorama / de la otoñal estación / la Corporación proclama / que el año actual el programa / resultará de emoción”.
José María Martínez Laseca
(30 de septiembre de 2018)  

miércoles, 11 de julio de 2018

La memoria de Numancia en boca de tres poetas

Al decir de Estrabón, entre los pueblos celtíberos, que habitaban el corazón de la península ibérica desde el s. VI a de C. los más poderosos eran los arévacos, entre cuyas ciudades destacaba Numancia. Para ellos la ciudad se configuraba como un auténtico centro organizador, administrativo y político del territorio en el que se asentaban los poblados y las aldeas.
      La importancia de Numancia radicaba en su valor estratégico. Estaba situada sobre un elevado y extenso cerro (La Muela), flanqueada por el río Duero y su afluente el Merdancho, junto al actual pueblo de Garray (Soria). Desde esta posición se dominaba una amplia llanura rodeada por las sierras del sistema ibérico entre cuyas cimas destacan los Picos de Urbión y el Moncayo. Además, se veía reforzada por el control que ejercía sobre el vado del Duero, que regulaba todo el tráfico de viajeros y mercancías que desde esta altimeseta se dirigían hacia el valle del Ebro. De aquí que a muchos pueblos les interesara poseer la llave de dicho paso. 
      Y este es el escenario de las guerras que enfrentaron a los celtíberos contra las todopoderosas legiones romanas a las que tuvieron en jaque durante 20 años contando con muchos menos efectivos. Asediada la ciudad, en el año 133 a de C., por Publio Cornelio Escipión, sus pobladores optaron por suicidarse antes que rendirse. 
      A partir de ese momento, la imagen heroica de la histórica gesta numantina, el símbolo de todo un pueblo que resiste en defensa de su libertad, iría propagándose a través de los textos escritos (en este sentido puede visitarse hasta el 11 de septiembre la exposición Los clásicos hablan de Numancia que organiza el Archivo Histórico Provincial de Soria) para pasar al imaginario popular y colectivo con la categoría de mito o historia fabulosa. (Véase: Numancia: símbolo e historia de Alfredo Jimeno y José Ignacio de la Torre, Ed. Akal, 2005). 
      Así, el mito de Numancia fue cobrando fuerza como seña de identidad frente al enemigo invasor, como ocurrió en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid, durante la Guerra de la Independencia contra los franceses. Y, tras la Constitución de las Cortes de Cádiz, con la primera Ley de Enseñanza de 1813, se iría difundiendo entre los chiquillos de todas las escuelas del país, por medio de los libros de texto, lo que ha continuado hasta nuestros mismos días. Pero, igualmente, en su larga trayectoria rebasó nuestras fronteras para convertirse en un mito universal. (Un acercamiento a la imagen popular y colectiva de Numancia se hace por Antonio Ruiz Vega en su obra: Los mitos de Numancia, 2017). 
      En la actualidad Numancia no es tan solo un yacimiento para bocado de arqueólogos que la auscultan y escarban adentro de su cuerpo, también es un bien patrimonial de interés cultural, que sigue atrayendo a numerosos visitantes que sienten la curiosidad de visitar las sugerentes ruinas de la ciudad quemada. Numancia es un territorio cargado de resonancias históricas y de admirables valores humanos. Hasta consagrarse como un paisaje de emociones, con alma, un paisaje de la memoria. 
       Como consecuencia de la celebración en 2017 del 2150 aniversario del asedio y toma de la ciudad celtíbera de Numancia y su declaración como acontecimiento de Excepcional Interés Público, todavía vigente en este año de 2018, se han venido celebrando toda una serie de actividades culturales de lo más variopinto y publicado numerosos textos. Para Juan Antonio Gaya Nuño en El santero de San Saturio: “La desdicha perpetua de Numancia ha sido sublimidad cierta de poetas”. La relación de todos ellos sería interminable, pero quiero citar aquí a tres de estos poetas contemporáneos que la cantaron con exquisita sensibilidad en sus versos. 
1.-Juan-Eduardo Cirlot Laporta (1916-1973)
      Catalán, nació en Barcelona el 9 de abril de 1916 y falleció en la misma ciudad el 11 de mayo de 1973. Es un poeta “oscuro y enigmático y casi siempre brillante”, al decir de Luis Antonio de Villena. Está vinculado con el surrealismo, pero él se nos muestra “siempre inquieto, siempre buscador, siempre cultista y casi siempre onírico”. Destacó, asimismo, como ensayista sobre música y simbología, y como crítico de Arte, participando en el grupo “Dau al set”, siendo amigo de Tàpies y de Cuixart y de Juan Antonio Gaya Nuño. En 1945 ( nº 15 de la revista Espadaña de León), Cirlot publicó Tres poemas a Numancia, bien valorados por Enrique Andrés Ruiz (“Los poemas a Numancia de Juan-Eduardo Cirlot”). Recogemos aquí el 1º de ellos (“1. La tierra”), donde evoca a Numancia, lugar en el que, al parecer, nunca estuvo. Dice así: 
      “¡Oh, tierra! Tierra, campos, rosas, / rosales de tierra desgarrada: / de tierra de silencio y de amargura / abierta a los puñales y los besos. // Aquí quiero cantar, sobre tu pecho, / la inmensa soledad de tus llanuras, / el oro calcinado de tu trigo, / la noche de tu sombra y de tu pelo / salvajemente ardiente. // Quiero llorar por tus montes violetas, / por tus vientos helados, por tus surcos / sembrados con metales y con huesos; / porque pareces el fondo de un océano, / colmado de naufragios. // ¡Oh, tierra! Tierra mía, tierra antigua, / durísima y paterna”. 
2.-Concha de Marco (1916-1989)
     Soriana, nacida el 23 de mayo de 1916 en la Plaza de Herradores de Soria capital, murió en Madrid, el 19 de octubre de 1989. Licenciada en Ciencias Naturales. Poeta, narradora, traductora, y ensayista. Comenzó a publicar sus poemarios a partir de 1966. Es una poeta original, influida por la poesía extranjera tanto o más que por la española. Luis Jiménez Marcos ha calificado su poesía como “una palpitación dolorosa y metafísica” considerando su calidad intelectual y sentenciando que “Quizás desde Rosalía de Castro, ninguna mujer ha dicho la poesía entre nosotros con tan impresionante desnudez”. Fue compañera del escritor y crítico de Arte Juan Antonio Gaya Nuño. En su poemario Acta de identificación (1969) recupera sus antiguas raíces sorianas. De los varios poemas que dedica a Numancia extraemos el titulado “El Cerco”. Dice así: 
      “Treguas silenciosas en la helada del amanecer, / apagado el fuego de los campamentos. / El Jefe, robando a su enemigo el pensamiento, / recorre la muralla, espera. // Minutos del oráculo, hora de las estrellas, / sagrado miedo de las profecías. // Llega la primavera. / Por la tierra de nadie salen cinco jinetes, / pasan con pies de sueño ante la guardia. / Mendigarán ayuda en el pueblo cercano. / Los jinetes, dispuestos, más los viejos / no arriesgarán ni un palmo / de su mísera vida sometida. / Bocas delatoras, manos nudosas de perfidia / acuerdan la no intervención. // Dioses inexistentes presencian el castigo: / Ochocientas manos cortadas, pasto de perros. / Quién labrará los campos desde ahora. // En la siniestra aurora del desastre, / todos los signos auguran nuestro fin. / Tierras que cultivamos por vez última, / la última cosecha, el pasto del último rebaño. / Amanecido el sol es como una limosna, / el murmullo del agua triste presagio. / Noches aletargadas en silencio, / capta el oído voces de los campamentos. // Todos se han entregado. // Nosotros aquí, solos, en un mundo de buitres, / escuálido ganado y mariposas muertas”. 
3.-Julio Garcés (1919-1976)
      Soriano. Nacido en el centro de la capital de Soria, murió en Lima (Perú). Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, ciudad en la que inició su vocación literaria. Poeta de escasa producción poética, si bien siempre refinada en su resultado. César González Ruano dijo de Garcés que “como surrealista, es uno de los más logrados poetas y, probablemente, el mejor heredero en fortuna y universalidad del surrealismo de Alberti”. Compartió amistad y la aventura del postismo con Juan-Eduardo Cirlot. Con su poemario Los poemas de San Polo, cargado de nostalgias otoñales, regresa a las vivencias del paraíso de su infancia evocado desde la lejanía en la que habitaba. De los 8 poemas a Numancia que incluye, recogemos el último de ellos, el “VIII”. Dice así: 
      “Todos sabemos que estás en una altura / De tierra pobre / Y que tres ríos de neblina bajan / Desde tus dioses a lavarte / Y que murallas y odio te abrazaban / Y que jefes y amor te conducían / Podemos ver tu rostro de cosecha quemada / Tus brazos de servidumbre / Tu respiración y tu vientre baldíos / Tu belleza caída como una hoja / Tu resignación y tu cansancio // Tu olor a cuero y trigo / Tu aroma venerable / Tu superficie consternada / Y esos azules pálidos / De tu circunferencia vegetal de un día / No nos sirven de nada / No nos sirven de nada / Conocer el origen de tu carácter / Los lejanos motivos de tu sacrificio / La contradicción de tus miembros / Es preciso tu amor / Lo que todos ignoran / El fuego de tus casas en un día de octubre / Tu indiferencia / Tus hijos como los nuestros // Numancia yo he pisado muchas veces / Tu tierna espalda de espigas / La rosada ceniza de tu campo”. 
José María Martínez Laseca
(9 de julio de 2018)

sábado, 5 de mayo de 2018

Homilía a los saturienses

Queridísimos feligreses:
Me corresponde, en mi condición de hermano mayor de la Hermandad del Santero de San Saturio, predicaros, un año más, la homilía tocante a esta sexta edición de La Saturiada. No me perderé en meandros cual hace el río Duero en torno a Soria, e iré directo al grano, ya que como nos advierte Baltasar de Gracián: discurso que a los cinco minutos no mueve corazones, mueve culos. 
Hecho este introito, debo deciros que hoy se celebra la Fiesta de Castilla y León, con cita en la campa de Villalar de los Comuneros, si bien todavía parece que atravesáramos cierta adolescencia buscando nuestro denominador común identitario, un proyecto compartido, por el que unos deberíamos reconocemos en los otros y hasta ponemos en el lugar de los otros, aunando esfuerzos y teniendo conciencia de comunidad y no manteniéndonos en reinos de taifas medievales. 
También es el Día del Libro, y en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares se le ha entregado el Premio Cervantes a Sergio Ramírez, escritor nicaragüense que no entiende su labor de escritor sin el compromiso con la realidad y con la libertad. 
Ambos aspectos de la identidad y del libro convergen en nuestra ruta literaria de La Saturiada, en la que recreamos ese libro de esencias que es El Santero de San Saturio, reviviendo así el sueño de Juan Antonio Gaya Nuño.
Por todo ello quiero centrar mi reflexión en el libro, en la literatura, en la palabra que construye sentimientos, traslada pensamientos, remueve nuestra conciencia y nos nutre de capacidad crítica para discernir las voces de los ecos. Resaltar la importancia de la lectura. Leer para saber, reza el eslogan de nuestro marcapáginas. Pues los creadores escritores nos transmiten su conocimiento, su visión del mundo. Porque la lectura tiene efectos medicinales, al curarnos de la ignorancia. Y tonto el que no lea.
Mi amigo Ángel Jiménez me ha remitido esta mañana este whatsapp: -Les dicen gordos y enseguida se ponen a hacer dieta, pero los llaman tontos, y ninguno se pone a leer un libro. 
No deberíamos usar la cultura y la literatura tanto como espectáculo, sino que tenemos que cultivarlas con un poco de cabeza y de rigor, ya que todo aquello que no se ejercita con regularidad, se atrofia. 
"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho" dice Cervantes por boca de Don Quijote y gusta de repetirlo mucho nuestro hermano César Millán. Porque por medio de la lectura todavía es posible volver a aquella edad de oro de nuestra primera infancia en la que placer y aprendizaje, juego y verdad, imaginación y descubrimiento, eran sinónimos como señala Antonio Muñoz Molina en “La disciplina de la imaginación”. 
Antes que escritor uno es lector, dicen los autores consagrados. Leyendo se vive más, pues nos reencarnamos en las vidas de otros personajes. En tal sentido escuché decir a Manuel Jabois: 
Me gustaría llegar a ser Ana, la hermana menor de Luis Cernuda, porque con ella acaba su “Memorial de un libro” con esta escena: después de un bautizo en la casa familiar su padre tiró lo que llaman el pelón, varios puñados de monedas desde un balcón. Y todos los primos se lanzaron al suelo para recogerlas. Y Cernuda entonces escribe: Mi hermana se quedaba en un rincón mirando el espectáculo sin participar en él. Al preguntarle alguno porque no entraba ella también en la refriega respondió: -estoy esperando a que acaben. 
En su respuesta veo no tanto la tontería inocente como la muestra de cierta cualidad insobornable, rasgo característico del temperamento familiar que también existe en mí. Así frente a la turbamulta que se precipita a recoger los dones del mundo, las ventajas, la fortuna, la posición, me quedé siempre a un lado, no para esperar como decía mi hermana a que acabaran. Porque sé que nunca acaban, sino por respeto a la dignidad del hombre y por necesidad de mantenerla. 
Queridos hermanos todos, yo suelo recordar en estas lides que cuando Federico García Lorca habló en la inauguración de la biblioteca de su pueblo de Fuentevaqueros pidió para todos los asistentes medio pan y un libro. 
A mi me gustaría que a todos vosotros cuando fuerais a un bar junto con vuestra consumición y vuestro tapa micológica o vuestra croqueta –lo de crocreta sigue sin admitirlo la Academia– os entregaran un fragmento literario de este cariz: 
-El fulgor del relámpago de Eloy Sánchez Rosillo
Hay cosas que la vida te da cuando ya apenas / podías esperarlas de su luz / maravillosa, elemental, purísima, / te hace feliz de pronto. Y desgraciado, / pues comprendes que no te corresponde / ese milagro ahora y que no debes / a ciegas entregarte a lo que era / propio tal vez de otro momento tuyo, / de un momento anterior, cuando tenías / fuerzas para ser libre. / Mas déjate llevar, y vive esa hermosura / con coraje, sin miedo. A qué pensar / en lo que te conviene. Es muy fugaz la dicha. / No la desprecies. Tómala. Y apura / el fulgor del relámpago. / Después, / tiempo tendrás para seguir muriéndote. 
Acabo ya, nuestro amigo Silvano Andrés de la Morena, desde Barcelona, en el día del libro, deseoso de compartir La Saturiada con nosotros, me remite este mensaje: 
Lo dijo Franz Kafka (y lo hago mío):
“ No se deberían leer más que los libros que nos pican y nos muerden. Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo?”
Dicho queda. 
Desde nuestro voto de humildad, debemos, no obstante, sentirnos orgullosos de la exitosa celebración de nuestra Saturiada 2018. Ello lo ha hecho posible la acción colaborativa de muchas almas, por lo que os damos las gracias a todos, y en el cielo os lo pagarán. Destaco en esta ocasión la contribución tan especial de las mujeres “de letras tomar”. 
Y anoto que, por causas ajenas a su voluntad, no han podido acompañarnos ni José Andrés Diago, ni Pepe Boces. Para ambos nuestro cariñoso recuerdo y un fuerte abrazo.
Salud queridos feligreses. Ya podéis iros en paz. 
José María Martínez Laseca
(23 de abril de 2018)

jueves, 29 de marzo de 2018

De las maestras republicanas de por aquí (y 2)


Continuamos, en esta segunda y última entrega, abundando en la importancia que la Segunda República concedió a la educación en nuestro país. “España no será una auténtica democracia mientras la mayoría de sus hijos, por falta de escuelas, se vean condenados a la perpetua ignorancia”, se afirmaba en aquel Decreto que proyectó la creación  de 7.000 plazas de maestros y maestras en 1931. Las maestras y los maestros iban a ser, por ello, los funcionarios más importantes del Estado. Aquí resaltamos el papel decisivo que jugaron las maestras a favor de aquel proyecto ilusionante. Por lo que, tras perder la República la guerra civil (1936-1939), con la implantación de la dictadura franquista, muchas de estas mujeres enseñantes pagarían muy caro su compromiso.
            Maestras modernas
             Cabe decir que en aquella época el magisterio era una de las carreras más aceptadas por las  mujeres. La profesión de maestra era uno de los pocos ámbitos laborales en el que las mujeres habían ido conquistando, desde el siglo XIX, un terreno de afirmación, reconocimiento y legitimación en la esfera pública. Así que muchas jóvenes se matricularon en la Escuela Normal de Soria. Ya como maestras, algunas hicieron suyos los ideales republicanos y representaron un nuevo modelo de mujer, a veces sin ser conscientes. Por primera vez una mujer enseñaba tanto a niñas como a niños, derribando los muros que los separaban en la escuela.
            Por primera vez una mujer era jefa de un hombre, como ocurrió con aquellas directoras de colegios. La mujer-maestra, moderna e independiente, empezó a erigirse como autoridad cultural, toda vez que el maestro era el “intelectual del pueblo”. Suponía, por tanto, un gran paso hacia la igualdad. El otro se dio cuando la mujer ganó su derecho al voto en 1933.
            Pero no pudo ser.
            Como decimos, este proyecto educativo preconizaba una pedagogía activa, intuitiva e integral, que estimulaba el desarrollo de la personalidad de cada niño y de cada niña en las escuelas mixtas. Era un modelo de educación caracterizado por ser público, laico, obligatorio, gratuito, bilingüe y solidario, en el que se instituía la coeducación en los tres grados de la enseñanza.
            Si esta política educativa emprendedora y eficaz, para sentar las bases de una esuela laica y republicana, se hubiera visto acompañada –como dice Bruno Vargas– de una enérgica reforma agraria, cabe pensar que se habrían conseguido los objetivos finales y se habría implantado definitivamente la República, pues, tal como ocurrió en Francia a finales del siglo XIX, la República española no tenía otra alternativa para vencer a las fuerzas tradicionalmente opuestas al progreso que ganar la batalla del campo, donde trabajaba el 45,51% de la población.
            Pero el alzamiento de los facciosos el 18 de julio de 1936 dio al traste con todo. La pesada bota militar quebró a la paloma de la democracia las alas de su libertad. La represión franquista no se hizo de esperar. Afectó a todos los vencidos. Y se ensañó especialmente con todas las mujeres ilusionadas, valientes y comprometidas como las maestras, porque para los vencedores habían transgredido el modelo tradicional de la mujer.
            Maestras de la provincia de Soria represaliadas
            De la amplia lista de maestros de la República en la provincia de Soria represaliados por el franquismo con la suspensión de empleo y sueldo (varios fueron fusilados) extraigo la siguiente relación de maestras:
            Adelaida Llorente Romero (Covaleda), Adoración Cordón Jiménez (Navaleno), María Felipa Llorente Naya (Orillares), Enriqueta Otero Blanco (San Esteban de Gormaz), Ángela Delgado Llorente (Miño de San Esteban), Carmen Valero Pascual (Aldea de San Esteban), Matilde del Cura García (Peñalba de San Esteban), Eloisa Reglero Asensio y Pilar Albo Martínez (Ólvega), Patrocinio Fernández Muñoz (Noviercas), Emiliana Falche Ruiz (Almazán), Andrea Herrero (Ventosa de San Pedro), Estrella Sarnago Jiménez (Torrearévalo), Felipa Martínez Corchón (San Andrés de Soria), Florentina Gómez Pascual (Almazul), Carmen Lamuedra de la Orden (Carazuelo), Josefa Álvaro Planelles (Arcos de Jalón), Julia Rodríguez Merino (Montuenga), Perpetua Pastor García (Morcuera), Justina Relaño Gómez (Cañicera), Luisa González Lorenzo (Mazaterón), Luisa Rodríguez Barón (Berlanga de Duero), Rosalía Estévez Fernández (Hortezuela) María Gómez García (Ventosa de Fuentepinilla) y Encarnación Medrano González (Quintana Redonda).
            Son todas las que están, aunque puede que no estén todas las que son. Y a ellas añado, solidariamente, el nombre de la Inspectora-Jefa de Enseñanza Primaria, María Cruz Gil Febrel (Soria), separada definitivamente del servicio y dada de baja en el escalafón, desde Burgos ciudad, con fecha de 19 de junio de 1937.
            Todas ellas, al encarnar el nuevo modelo de mujer moderna e independiente, habían cometido el terrible delito de poner en entredicho el rol y el patrón de conducta que la sociedad patriarcal adjudicaba a la mujer. El transmitido y puesto al día por la iglesia católica. Y es que fue precisamente la iglesia la que suministró a los represores el discurso sobre las buenas mujeres, identificándolas con las buenas cristianas, y las demás eran las no-mujeres.
            Así que con el nacional-catolicismo se volvería a las andadas. La mujer fue el principal objetivo de la empresa moralizadora pues resultaba que la mujer estaba naturalmente destinada para el matrimonio y para las labores domésticas. Su carrera profesional venía a ser formar una familia y tener prole. Y en eso se ponían de acuerdo prácticamente todas y todos: la maestra, el cura, los padres, los moralistas, las cupletistas, las escritoras de novelas rosa, y hasta las profesoras de gimnasia, si me apuran.
            Aquellos sueños del espejo republicano se habían roto, por tanto, en mil añicos.  Y tendrían que pasar muchos años en España para que las mujeres volvieran a recuperar la dignidad perdida. Para poder echarse de nuevo a volar. 
            En estos tiempos políticamente confusos y algo revueltos, sigue abierto el problema educativo. Bueno sería recuperar tanto tiempo perdido a la hora de decidirse sobre la dirección a tomar.
            Y estas maestras republicanas de por aquí, a las que les rendimos sencillo pero sincero homenaje, son un buen referente con vigencia plena todavía, dada su decidida lucha emprendida por la igualdad entre hombres y mujeres y a favor de la escuela pública.
            Sigamos, en consecuencia, su ejemplo. Para que nuestras alumnas y alumnos sean seres pensantes, con autonomía personal y capacidad de discernir por sí mismos.          
            Por su propio bien, y en beneficio de nuestro propio país.
José María Martínez Laseca
(19 de marzo de 2018)

De las maestras republicanas de por aquí (1)


Reciente la exitosa celebración del Día Internacional de la Mujer en pos de la igualdad entre personas de uno y otro sexo, nos adentramos en este sugestivo asunto. La Segunda República Española del 14 de abril de 1931 estableció un momento excepcional en nuestra historia educativa. Ello, porque el Gobierno  republicano era consciente de la importancia de la educación para la consolidación de la democracia. A tan noble fin contribuyeron aquellas maestras con necesidad de enseñar. Y queremos que este artículo, en dos entregas, sirva de recuerdo y de homenaje a quienes han tenido –por su mera condición de mujeres– que remar contracorriente para seguir estando ahí, a pie de obra como docentes. Defendiendo el derecho a una mejor educación pública de todos y para todos.
            Introducción
            Hace ya cierto tiempo, leí, en la contraportada de un periódico nacional, que la maestra palestina Hanan ad Hroub, ganadora del llamado Nobel de la Enseñanza, y que educaba sobre la no violencia, declaraba: “Podemos cambiar el mundo, debemos enseñar a nuestros niños que las únicas armas deben ser el conocimiento y la educación”.
            Y me acordé, cómo no iba a hacerlo, de lo que aquí, precisamente aquí, en el mismo Instituto que lleva el nombre de nuestro gran poeta, el día 1 de octubre, en la inauguración del curso académico 1910/1911, en el Homenaje al sacerdote krausista Antonio Pérez de la Mata, Antonio Machado les dijo a los alumnos presentes: “En vuestros combates no empleéis sino las armas de la ciencia, que son las más fuertes, las armas de la cultura, que son las armas del amor.”
            Machado reclamó entonces “cultura y trabajo”. Lo que antes su maestro de la Institución Libre de Enseñanza, Joaquín Costa, había llamado “escuela y despensa”. Inconformistas ambos, con la realidad que les tocó vivir, buscaron una reforma moral de España basada en la educación.
            ¡Viva la República!
            El 14 de abril de 1931, la España que el día anterior se había acostado monárquica, se levantó republicana. Era la II República, a la que muchos asociaron con la primavera. Porque traía una enorme carga de ilusiones. Traía la esperanza de una profunda renovación de la vida española. Y una de sus palancas principales fue la educación. Entonces el 30% de la población española era analfabeta y había un millón de niños sin escolarizar. Así que, el nuevo ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo y su sucesor Fernando de los Ríos pusieron en marcha una ambiciosa reforma educativa. Tal se advierte en el artículo 48 de la Constitución del 9 de diciembre de 1931, que dice literalmente:
            “El servicio de la cultura es atribución esencial del Estado, y lo prestará mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada.
            La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria.
            Los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial son funcionarios públicos. La libertad de cátedra queda reconocida y garantizada.
            La República legislará en el sentido de facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se halle condicionado más que por la aptitud y la vocación.
            La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.
            Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.”
                        Escuelas, maestros, inspectores de primera enseñanza
                        La escuela pública debía ser diferente, no podía inhibirse en una santa neutralidad frente a los problemas de la sociedad española, sino que, por el contrario, debía interrogarse acerca de su futuro. La política educativa emprendida no se va a limitar a los planteamientos de la Institución Libre de Enseñanza expuestos por Bartolomé Cossío, sumaba también los de la escuela única socialista y las corrientes pedagógicas más innovadoras. La escuela laica y republicana debía ser un arma para la revolución social, pero siempre dentro de la perspectiva de respeto a la conciencia del niño.
            Se acometió una política de construcción de escuelas; se dignificó el estatus del maestro, mediante una mejor formación, subida de sueldos e incremento de plantillas; se definió el cometido de la inspección de la Enseñanza Primaria; se actualizó el Museo Pedagógico y se incentivaron las Semanas Pedagógicas. Incluso se crearon las Misiones Pedagógicas para llevar la cultura hasta las aldeas más perdidas, rebasando las lindes de la educación formal.
            Hablo de Soria. En la reunión del Centro de Colaboración de Rioseco, el 1 de diciembre de 1934, se señalan por mujeres enseñantes los tres elementos fundamentales para una acertada labor educativa. Son: el Maestro, la Escuela y el Camino que se debe seguir.
            Así, entre las condiciones que debe reunir un buen educador para cumplir debidamente su cometido están “la moralidad”, toda vez que en los pueblos rurales han de ser el blanco constante de los niños, y “la vocación” ya que se considera que cada maestro debe crear su método, sugerido de otros ya experimentados, pero siempre elaborados por una vocación puesta al servicio de la profesión.
            Respecto a los edificios escolares deberán reunir toda una serie de condiciones higiénicas y poseer las dependencias anejas indispensables.
            Y en cuanto a la labor escolar, al ser las escuelas mixtas en su mayoría y las demás unitarias, han de hacerse tres grupos: grado de iniciación, medio y superior.        
            Soria tuvo, por consiguiente más escuelas y más maestros e inspectores. He leído en “El Porvenir Castellano” de 21 de marzo de 1934 sobre la inauguración del grupo escolar “Manuel Blasco” (hoy La Arboleda).
            He observado en la prensa del momento el mayor protagonismo adquirido por las maestras, siempre denominadas señoritas (acaso porque antes, para ejercer la profesión, se les exigía no estar casadas).
            Y he podido constatar la gran labor de estímulo a la cultura y eltrabajo como motores del progreso de los pueblos  aportada a los maestros de los pueblos por dos magníficos Inspectores-jefes de Enseñanza Primaria: el primero y gran pedagogo soriano Gervasio Manrique Hernández (1891-1978) y la segunda su sucesora en el cargo, a partir de marzo de 1934, tan competente como identificada con la causa republicana, quien fuera en el entonces único Instituto de Enseñanza Secundaria de Soria alumna de Antonio Machado, María Cruz Gil Febrel.
José María Martínez Laseca
(18 de marzo de 2018)

lunes, 26 de marzo de 2018

Versión final de “Cantos del compañero muerto” de Concha de Marco (y 2)

                             José María Martínez Laseca
Concluye aquí “Cantos del compañero muerto”, 1977. Al compararlo con la otra versión se aprecian ciertas diferencias. Esta reelaboración nos muestra el proceso creativo de Concha de Marco. Escribe cuando entra en trance, y, tras dejarlo reposar, lo pule en su acabado. Una nota adjunta dice: “Este libro ha sido elaborado en el tiempo transcurrido desde noviembre de 1975 hasta el 6 de julio de 1976, fecha de la muerte de mi compañero. La realidad histórica y cotidiana ha ido incidiendo  sobre mi propia realidad dramática y este es el resultado del encuentro.
            Gracias a esta labor he podido sobrellevar el proceso de su enfermedad y su agonía. Con ello se demuestra una vez más que lo único capaz de ayudarnos a soportar los trances más amargos es el trabajo, el esfuerzo intelectual y físico.
            Debe subtitularse Celda de castigo, dado que casi todos vivimos en ella, para algunos materialmente cierta y en estas páginas entramos todos. Podríamos decir citando a Joyce “Here comes everybody”.
            A la memoria de aquel hombre dignísimo que fue Juan Antonio Gaya Nuño dedico, no solo este libro, sino, como desde que le conocí, toda mi vida”.
            El verso de cierre: “la cárcel rota v la prisión burlada” sugiere la liberación del preso con su muerte.
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            16. Quién será / ese viajero pensativo / que en la gran sala del aeropuerto / mira hacia el frente / a través de las encristaladas puertas / donde se arremolinan los presagios / de vez en cuando / pasa su mano por el pelo blanco / enciende un cigarrillo lentamente / lo deja consumir entre los dedos / o lo lleva a sus labios / se marcha acaso para no volver? / no tiene prisa / juega sus enigmas / ni siquiera atiende / las instrucciones de los alta­voces / calcula sobre lo imposible? / con las sombras de fue­ra o las de dentro? / o es que regresa a su patria? / pero es que tiene una patria? / quién lo diría! / su lengua ya no sabe formular / los términos que fueran mensajes del peligro / la mano es de patética ternura / cual si el alma de un niño la moviera / voces indiferentes desde el techo / anuncian procedencias o destinos / mira el reloj / las cinco y media / advierte los minutos peligrosos / vuelve a mirar / las seis / vuelve a presentir que hay traidoras constelaciones / al otro lado del mapa / y ya prefiere un país / donde las cosas no tengan nombre / y el viento cambie diez veces de rumbo / a lo largo de unos minutos
17. Cuando yo entre en la casa / y la encuentre vacía / cuan­do vea la huella que dejaron tus manos / cuando vuelva a encon­trar tus papales en orden / y esas letras pequeñas / esos números en una cartulina / el último paquete de tabaco / con cuatro ciga­rrillos / cuando intente escribir en tu máquina vieja / que solo obedecía a tus manos de niño / cuando callen los pájaros porque tú te marchaste / y yo nunca más vuelva a planchar tus camisas / doblar tu ropa limpia / y el lecho nuestro sea un enorme desierto /  para mi solo cuerpo en las noches de invierno / cuando golpee la lluvia cayendo sobre el techo / cuando yo nunca vuelva a comer con manteles / en la mesa redonda donde tú y yo lo hacíamos / y sea en la cocina con un plato cualquiera / ante los azulejos ama­rillos /  cuando vea el fantasma de tu cuerpo perdido / alejarse en silencio por una calle última / y no beses la mano que en sueños te acaricia
18. Arena / arena y agua / cera de abeja / caño de guía de la flecha / cerbatana / bajo las lenguas del curare / se abre la flor secreta de las lágrimas / y al recuerdo me vienen / en retirada mísera y oblicua / cualquiera de tus viajes / a la pálida franja del amanecer / que iluminaba la alcoba / reluce la camisa blanca sobre tu espalda / mientras frente al espejo anudas la corbata / finas arrugas forman tus movimientos en la tela /  sobre los mús­culos  perfectos de tus hombros / la ropa de tu lado revuelta y aún tibia / con el calor de un sueño / calzas los zapatos / vistes la chaqueta / abres la nevera / te inclinas a mí me besas ríes / por la fuerza de mi abrazo / mi boca recorre tus mejillas frescas del afeitado / ya habías cerrado la puerta / cómo podría vivir beata tu regreso  /  comenzaba a arras­trarse el tiempo lento / informe, de tu ausencia / persiguiendo la huella que dejaron / tus ademanes en el espacio / y ahora / en este viaje sin regreso /  cómo podré vivir
19. Señor / por qué nos has abandonado / con sus múltiples nombres de pájaro cautivo / apago mis lágrimas / a golpes y parto en dos mi rencor contra el rufián vestido / de oro / como una le­vadura para el día de mañana / guardo el segundo / con su despre­ciativo y atributo máximo / en mi huelga de hambre y circunstan­cia / triturando orgullosa los acerados vidrios / de trece mil doscientos días de castigo
 20. Anoche /  soñé contigo / y tenía una isla en la mano / era tu cuerpo hermoso como una fortaleza / terciopelo color de oscura miel / musgo tus caricias en torno de mis ojos / y yo quise aferrarme a tu playa desnuda / caminando a la aurora por su orilla / y solo era la huella de tus dedos / armoniosa y fugaz sobre mi cara
    21. Una espada / blandida sobre el mapa de europa / la fundi­ción del bronce en las lenguas del cándalo / me vienes a buscar para la guerra? / está mi yelmo roto y mi lanza oxidada / luego / que me entierren vestida y con todas mis armas / walkyria de esperanzas apagadas / ruina aislada no soy / en el anónimo de un orde­nado mundo / la pequeña porción de un inmenso desastre / de un error increíble
    22. Señor testigo / deje vuestra merced recordarle de nuevo / las condiciones previas del entorno / pasto de los sentidos en su laboratorio / se puede perseguir el pulso de las venas / bajo la piel delgada y transparente / las múltiples fragancias del jazmín y la rosa / en corredor de sombra el paso de las ratas / tan viciosas del hambre primitiva /  la desorientación que no recuerda el nombre / del toque de silencio / donde el habla no existe / la muda lengua quieta y prisionera / en el anfiteatro de los dientes / las uñas con tozudez de arranque /  qué diligencia de armamento inútil
      23. Crece / crece la hierba entre silencios cautos / las calles se convierten en desiertos furiosos / y aquí mi compañero / en su exacto reflejo / indescifrable mundo que se escapa / y a quien sería un lujo tratar de convencer / hubo tiempo sobrado / para deli­mitar con tu él la soledad
      24. Españolito / que viniste a mis brazos / yo te guardaré / mi amante corazón será tu españa / mi humilde mano siempre fue tu patria / acunado en mi pecho / como un niño perdido / al pie de tanto esfuerzo / españolito del alma / yo te cerraré los ojos /  yo te cruzaré las manos sobre el pecho / yo velaré tu cadáver hasta el fuego
      25. Señores del jurado / con toda la energía acumulada en una voluntad / a nadie le propongo que reciba / la visión inclemente de mis ojos / morirá más tranquilo si sigue siendo ciego / lego mi corazón a quien lo quiera / estrujará su tiempo / se beberá otra sangre / más le vale sufrir que morir tanto / por sostener la cláusula secreta del destino / el fragmento de dios que aquí me está muriendo / esta defoliación de biologías / desde el origen / hasta el momento en que mi mano desarmada escribe / ante las gentes que penetran y huyen / latiéndome vivencias / hechos sobrecogidos en su última célula , / que quieren respirarme nuevamente / angustiarme las vísceras / renacerme y morir al hierro y a la hoguera
    26. Amor mío / del sedante que no produce efecto /  amor mío de la noche en vela / amor mío que acaricia mis rodillas / amor mío quieres que te lea algo? / solo quiero que estés aquí / pongo algo de música? / solo soy un costal de dolor / amor mío de la cama deshecha y rehecha diez veces / voy a levantarme / amor mío solo son las cinco / estoy muy cansado / amor mío qué pronto amanece / amor mío de la vacilante mano / amor mío  de la triste sonrisa / amor mío del último beso / amor mío reducido a su propio esqueleto / amor mío cuánto ha crecido en tres días / amor mío hasta que la muerte nos separe
   27.  Y solo para eso / apartó sus entrañas hizo un hueco / que había de ser ajeno / en la profunda intimidad del vientre / fue fabricado el rayo de su certera mirada / dispuesta a contemplar ciudades caudalosas / rembrandts de oro / altísimos vermeers / bosques de pinos arrogantes / crepúsculos cautivos tras de una noble ruina / risas y voluptuosidades en tumulto / y el ritmo de la his­toria / adherido a sus pulsos
   28. Y en medio de la noche / me pregunto / si podré resistir este calvario /  este irse consumiendo minuto tras minuto / acostada en el suelo me incorporo mil veces / para escuchar los golpes / de su angustiado corazón / aunque yo esté a su lado / ha de enfrentarse solo con su propia agonía
    29. Y fundirás mis manos / con tu última sangre / ambos oscuros signos / de los tan incontables personajes trágicos / las sábanas fatídicas manchadas / de la alcoba mortal / ante las cosas mudas consternadas / altivos soportando el desastre final / solo fulgor y llama que se extinguen / los labios sin palabras / la mano que persigue visiones fluctuantes / atónitas / o frecuenta la forma de mis labios / que se le escapan como un árbol liquido
            30. Aquí está él / mi soberbio alazán que se partió los remos / y hubo que rematarlo con un tiro / triunfador gigantesco inalcanzable / durante treinta y siete años / aplazada su muerte de campo de exterminio / la desintegración exacta en celda de castigo / después de haber cargado sobre sí fuerzas extrañas / circunscripciones interiores / culpas equinocciales de toda dinastía / históricos combates / armadas invencibles y reinas destronadas / avanza y se detiene en la memoria / el tiro por la espalda o la descarga del amanecer / y en su puesto encontraron los guardianes / mil pájaros de oro mil palomas / que salieron volando a la infinita libertad del alma / el último contacto con el mundo / la cárcel rota v la prisión burlada