“Fue en España donde mi
generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza
puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa”.
Albert CAMUS [Sobre la Guerra Civil
Española]
La ciudad de Soria
celebra dos fiestas principales de carácter tradicional: las dionisiacas de San
Juan o de la Madre de Dios, coincidentes con el solsticio de verano, y otras más
formales en honor de San Saturio, su patrón, a primeros de octubre, ya iniciado
el lánguido otoño. El refrán popular las señala certero en el calendario: haga
frío o calor, San Saturio el día dos. Prolongándolas luego hasta el día cinco. Suceden,
pues, tras el mes de septiembre –que seca a las fuentes o se lleva los puentes–
en cuyo cierre se ha realizado la importante feria de ganado en las eras de
Santa Bárbara. Son fiestas menos ruidosas que las de San Juan y más tibias,
porque el sol ya flojea. De mayor abstinencia y recogimiento interior. Con una
religiosidad más ortodoxa, preludiadas por una novena en torno al santo cenobita
para regocijo de sus fieles devotos.
Yo pretendo aquí hacer una breve aproximación a su desarrollo durante el
periodo de la guerra civil española 1936-1939 para ver la incidencia que tuvo el
conflicto bélico sobre el desarrollo de las mismas.
Es la Comisión de Festejos del Ayuntamiento capitalino la que se encarga de
preparar el programa oficial de las fiestas, el cual viene a repetirse año tras
año, con escasas variaciones en cuanto a los actos religiosos y profanos (culturales,
deportivos…) que lo conforman se refiere. Sin que falten en él las corridas de
toros, las misas y las procesiones, las competiciones de todo tipo y los bailes
públicos amenizados por los sones de la Banda Municipal o más reservados en el
Casino Amistad-Numancia. En su víspera, el día 1 de octubre, se anuncia su
comienzo a los cuatro vientos con repique de campanas y lanzamiento de cohetes
a los cielos. Este día, también se realizaba la solemne apertura del curso
académico en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza.
Las Fiestas de San Saturio del año 1935, todavía durante la vigencia de la
Segunda República, transcurrieron con alegría y en paz. Recordamos que la guapa
señorita María Ángeles de Marco Marqués (prima de Concha de Marco) fue nombrada
Reina de los Juegos Florales de ese año.
Herencia bendita el
Santo Patrono de Soria
Tal titulaba en primera “El Avisador Numantino” de 30 de septiembre de 1936
el texto firmado por H. en el que se resumía la hagiografía (vida y virtudes) de
Saturio hasta que Benedicto XIV proclamó el 31 de agosto de 1734 su santidad.
Como sabemos, con el alzamiento militar del 18 de julio había empezado la
guerra fratricida entre españoles. Soria se declaró pronto partidaria del bando
nacional. Y la tierra se teñía de sangre. Los facciosos, con la aquiescencia de
la iglesia, la tildaron de santa cruzada, cual si de una vieja guerra de
religión se tratara.
Todo ello venía a cuento para que el periodista-redactor escribiera comparativamente:
“El arrianismo amenazaba destruir el tesoro de la fe cristiana en las almas
sorianas y nuestro egregio paisano se alzó contra la herejía, en aquellos
tiempos del siglo VI, predicando, con la elocuencia de sus obras de sus
oraciones y de sus sacrificios, la doctrina santa que salva y redime.”
Porque si “las fiestas en honor de nuestro santo anacoreta se han celebrado
siempre con inusitado fervor religioso, nunca mayor que en estos desdichados
últimos años de dominio de moderno arrianismo masónico, judío y marxista, que
felizmente acaba por la protección divina que también nosotros los sorianos,
hemos impetrado a través de San Saturio, y por la heroicidad del Ejército y de
las milicias armadas.” Como hiciera tiempo atrás un escuadrón de labradores
sacando las reliquias de San Saturio en rogativa implorando la lluvia para sus
campos, de nuevo se acudía en amparo. Máxime “en el año actual, en los días
aciagos que corremos, en los que con noble y generosa sangre se está
estructurando una nueva España, grande y libre”.
Mas, aunque se suspendieron los festejos profanos, las solemnidades
religiosas se celebraron con inusitado esplendor. Tanto el novenario al santo,
con gran concurrencia de fieles, como la santa misa en la Colegiata de San
Pedro y la procesión por la tarde con la imagen del santo, presidida por el Sr.
Obispo. Acompañados por la numerosa escuadra de la Guardia Civil, fuerzas de
Falange Española, Voluntarios, Flechas, Requetés, Margaritas y Pelayos. Yagüe
es ahora el jefe de la legión. Y Franco, el libertador del Alcázar de Toledo,
era ya el Jefe de Gobierno del nuevo Estado nacional.
-1937, segundo año
triunfal
La prensa recogía un goteo de nombres y apellidos de sorianos muertos por
la Patria (exclusivamente del bando sublevado) en el frente de guerra. El día
de San Saturio de 1937 los balcones de la ciudad aparecían engalanados y en los
edificios oficiales ondeaba la bandera nacional. Los actos religiosos honrando
a San Saturio contaron “con la asistencia de las autoridades civiles y
militares y numerosísimos fieles”. “Celebrose, a las diez y media de la mañana
del sábado, solemne función religiosa en la Colegiata de San Pedro, ocupando la
sagrada cátedra el M. I. Sr. Don Luis Miner, Canónigo de la Catedral de
Vitoria, cuyo sermón, como todos los pronunciados durante la novena, mereció
grandes elogios”.
Pero la sesión de las siete de la tarde se torció, debido al temporal de
lluvias reinante, por lo que “se organizó brillante procesión con la imagen de
San Saturio por las naves de la Colegiata, asistiendo igualmente las
autoridades, Cofradía del Santo, entidades, Corporaciones y muchísimos fieles.
Dieron escolta al glorioso anacoreta un piquete de la Guardia Civil y soldados
del Tercio Numantino.” Cabe reseñarse la intervención del M. I. Sr. Abad de la
Colegiata, don Santiago Gómez Santa Cruz, que “pronunció breves palabras
recordando como hacía 150 años se verificó en Soria una solemne rogativa con
las reliquias del Santo”. Y “propuso a las autoridades provinciales se
dirigieran al Excmo. Prelado de la Diócesis a fin de organizar una rogativa
semejante, coincidiendo con la festividad del Pilar a fin de impetrar la paz en
España con la victoria de nuestro glorioso Ejército”.
-1938, tercer año triunfal
Las tropas de Franco seguían conquistando
territorio. Este año de 1938, desde el 16 de julio hasta el 16 de noviembre,
tuvo lugar la batalla del Ebro. Una de las más sangrientas de todas y en la que
más combatientes participaron. Supuso, sin duda, el enfrentamiento decisivo.
Ya, a finales de septiembre, el Presidente de la República Juan Negrín, desde
Ginebra, durante la Asamblea de la Sociedad de Naciones, declaraba que el Gobierno
de Barcelona retiraba a los combatientes de las Brigadas Internacionales y
decía que la cuestión española podía ser cortada mediante una política de
conciliación. Pero la suerte ya estaba echada. Y decidido el final de la
guerra civil del lado de los facciosos, dejando, así, sellado el destino de la
Segunda República Española.
Una vez más, la Ciudad de Soria celebró
con gran brillantez el día de su glorioso y excelso patrón. Tanto la santa misa
de la mañana como la procesión de la tarde estuvieron presididas por el Obispo
de la Diócesis Tomás Gutiérrez Díez y se contó con la presencia del Gobernador
Civil Javier Ramírez Sinués y del Militar Manuel Rodríguez Arnau, junto con el
Alcalde de Soria Gregorio Ramos Matute y demás autoridades, representantes, asociaciones,
colegios de la capital y numerosos fieles.
Con motivo de la festividad de San Saturio,
el Ayuntamiento de la muy Noble y muy Leal Ciudad de Soria tenía el honor de
rendir a las familias sorianas que más han sufrido por Dios y por la Patria; a
los Mutilados de Guerra, hijos de esta Ciudad, y a los heridos también de guerra
que se encuentran hospitalizados en la misma, un sentido homenaje. En su
transcurso se entregaron cantidades de mil pesetas a madres que habían perdido
a sus hijos y a los hijos que se quedaron huérfanos de padre o madre, en esta
campaña de defensa de Dios y de la Patria, así como de quinientas pesetas a las
madres que tenían “más hijos luchando en el frente a las ordenes de nuestro
invicto Caudillo”.
-1939, año de la victoria
Tras la toma de Valencia y
de Alicante, el 1 de abril de 1939, el Estado Mayor del General Franco emitía
desde Burgos el siguiente comunicado: “En el día de hoy, vencido y desarmado el
ejército rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos. La
guerra ha terminado”. Como consecuencia, se implantaría en todo el territorio
el nacionalcatolicismo. caracterizado por la estrecha relación entre la iglesia
católica y el Estado con el fin de controlar la educación, la cultura y otras
facetas de la vida social española.
Esta vez, en primera
página, “El Avisador Numantino” de 4 de octubre de 1939, extraía sus propias
conclusiones al sentenciar:
1.-“No pudo el sectarismo
en aquellos tiempos de dominación marxista, de triste recuerdo, menoscabar el
espíritu religioso del pueblo soriano, ni su devoción a su santo Patrono, en
cuyo honor la ciudad está celebrando sus tradicionales fiestas”.
2.-“Y en plena dominación
de la ominosa república, todas las dificultades que se encontraban se vencían
con verdadero tesón y no fue interrumpida la devoción al glorioso Anacoreta”.
3.-“Durante los años de la
guerra de liberación de España, el pueblo de Soria no prescindió de hacer
pública expresión de su fervorosa devoción a San Saturio, Anacoreta y Patrón de
la Ciudad, y si bien prescindió de celebrar ningún festejo profano, hizo verdadera
exaltación de fe en las funciones religiosas que en la conmemorativa fecha del
dos de octubre de cada uno de los años tuvieron lugar”.
4.-“Ganada ya en este Año
de la Victoria, el pueblo se aprestó a celebrar sus tradicionales fiestas en
honor del Santo, con verdadero entusiasmo, y aun cuando el temporal de lluvias
reinante parece que trataba de restar animación a todos los actos organizados,
especialmente a los religiosos, éstos se han visto más concurridos que nunca”.
Este Año de la Victoria, las
letras de los gozos que se cantaron en la novena al Patrón fueron acompañadas
con música de Oreste Camarca. Y aunque se suspendió la anunciada verbena con
fuegos artificiales, en la noche del día 2, a causa del pertinaz aguacero, sí
que hubo carrera de bicicletas, corrida de toros en la chata con reses de
Trespalacios para Niño de la Palma, El Estudiante y Jaime Pericás, además de
conciertos y bailes públicos, en los siguientes días de fiestas.
Con lo que las aguas de la tradición
festiva en honor a San Saturio volvieron a su cauce natural. El poeta local Francisco
Soria Montenegro lo expresaba atinadamente en estos versos de 1940: “Ante el
grato panorama / de la otoñal estación / la Corporación proclama / que el año
actual el programa / resultará de emoción”.
José María Martínez Laseca
(30 de septiembre de 2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes escribir tu opinión. No escribas tonterías