viernes, 7 de agosto de 2020

Octava celebración de "Un soneto para Soria"


Nos junta, en este jueves de raro mercado en Soria por la pandemia del Coronavirus, de nuevo, un acto de celebración poética, y en consecuencia gozoso, como es la entrega del premio al ganador del certamen “Un soneto  para Soria”, que cada año convoca el Círculo Amistad Numancia. Lo hacemos aquí, en el Casino, este lugar de la poesía y en el contexto de la Feria del libro de Expoesía.
En esta ya su octava edición, como ha dicho su Presidente Adolfo Sainz, el jurado integrado por mis compañeros el poeta César Ibáñez París y el crítico y librero César Millan y yo mismo, se lo hemos otorgado, por unanimidad, al poeta donostiarra Javier Potch, al tiempo que estimamos oportuno conceder un accésit, por vez primera, al visontino Juan Antonio Soria Boillos.
Es indudable que tejer un soneto clásico, con su estructura enjaulada de dos cuartetos y dos tercetos, con versos endecasílabos y rima consonante: ABBA, ABBA, CDC,DCD, supone todo un desafío y entraña gran dificultad. Para afinar tensión y sentido y conseguir que el texto resultante sea sugeridor y bello.  
Un modo de hacer al itálico modo que en nuestra literatura cuenta con grandes poetas que se han expresado en dicho formato. Toda una larga tradición. Con Garcilaso de la Vega, pionero, Lope, Quevedo, Góngóra, continuadores, y por citar algunos de los nuestros: Antonio Machado, Gerardo Diego, Dionisio Ridruejo y Concha de Marco.
¿Qué es poesía?, se preguntaba Bécquer. Y, en verdad, que resulta complicado definir la poesía. ¿Cómo podemos distinguir el bailarín del baile?, inquiría el poeta inglés Yeats. Está claro que no podemos responder ciertas preguntas y que debemos aceptar la incertidumbre. La poesía se construye con palabras y las palabras se mueven y cambian de significado, no solo a través de la historia, sino también a lo largo de la vida, a lo largo del día e incluso al repetirlas varias veces seguidas. En todo caso, parece que la poesía lírica consiste en decir diferente y está siempre “inflamada por el entusiasmo”, quedando envuelta en un halo misterioso. “Solo el misterio nos hace vivir, solo el misterio”, advertía el gran Federico García Lorca.
En cuanto a los temas que trata la poesía estarían los universales del sentimiento, como decía Antonio Machado y que sintetizaba Miguel Hernández en sus tres heridas. “Con tres heridas vengo, con tres heridas yo: la de la muerte, la de la vida y la del amor”, y también los lugares comunes o tópicos literarios. Entre los más conocidos están el carpe diem ("aprovecha el día"), el collige, virgo, rosas ("coge, doncella, las rosas"), el ubi sunt? (¿dónde están?), beatus ille (dichoso aquel), o la descriptio puellae (descripción de la mujer).
Entresaco aquí el del locus amoenus (lugar agradable), porque tiene mucho que ver con nuestro soneto ganador, así titulado, que resalta la ribera del río Duero. Más en concreto el añorado merendero del Augusto, con su embarcadero, junto al puente de piedra. En el lado opuesto a los Arcos de San Juan de Duero. Todo un paraíso perdido. Descrito con gracia por su autor Javier Potch. Usando ágiles encabalgamientos. A sabiendas de que los paraísos son siempre humildes y precarios. ¡Enhorabuena!
También la poesía canta lo que se pierde. Suele decirse, con un toque romántico, que la poesía florece entre las ruinas. Y ese tono elegiaco, se camta lo que se pierde, perfuma los dos sonetos de Juan Antonio Soria: “Puente de Visontium, entre brumas al alba” y “Negras rosas del alba en Visontium”, que han recibido el accésit. Por sus bellas metáforas.  
Ambos poetas, Javier y Juan Antonio, han cumplido, pues, con éxito el objetivo  del Concurso al tener a Soria en su variada diversidad como fuente de inspiración. Cantándola excelentemente. Y se merecen,  por ello, el reconocimiento del jurado y de los lectores. Muchas gracias.
Acabo ya diciendo que son dos los elementos que definen nuestras vidas humanas, estos son los de la fugacidad y el olvido.
Frente a ellos únicamente la poesía, como la siempreviva, opera el milagro y otorga permanencia, eternidad.
Nada más. Salud para todos y muchas gracias.
José María Martínez Laseca
(6 de agosto de 2020)

miércoles, 25 de marzo de 2020

AÑO BÉCQUER

AÑO BÉCQUER 
Y CORONAVIRUS
Pese al coronavirus,
hay poesía.
Aunque guardemos
las distancias exigidas,
hay poesía.
Por las calles desiertas,
hay poesía.
A pesar de lo frágil de la vida,
hay poesía.
Porque se anticipó la primavera,
 con flores encendidas,
hay poesía.
Mientras haya palabras escogidas,
hay poesía.
Tierra, agua, aire y fuego,
son también poesía.
Porque nos salva del naufragio una sonrisa:
                                                     ¡siempre habrá poesía!
                                                                 José María Martínez Laseca
                       (21 de marzo de 2020, en el día de la poesía)

jueves, 12 de marzo de 2020

La pedagoga María Cruz Gil Febrel (1895-1943) [y 3]


Sobre las escuelas de la provincia de Soria, su cuñado Leopoldo Ridruejo Ruiz-Zorrilla opinaba: “… bien puede decirse que si un pueblo carece de escuela higiénica, es por desidia de su Ayuntamiento. Tanto el Gobierno, como nuestra Inspección Provincial de Primera enseñanza, están deseando complacer en este sentido.
Buena prueba de que nuestra afirmación es cierta, es el gran número de hermosísimas escuelas que el Estado tiene construidas en la provincia.
Pues bien; Soria, la capital de la provincia, no ha logrado todavía tener un grupo escolar digno del siglo XX, como Almazán, el Burgo, San Esteban, Ólvega, Sauquillo, Quintana Redonda, Matamala, La Rubia y tantos otros pueblecitos de la provincia (…)”.  (Ver: “El Avisador Numantino”, del 2 de noviembre de 1927, pág. 2).

Construcción de nuevas escuelas

Estas quejas llegaron al Director General de Primera Enseñanza, señor Suárez Somonte, que prometió construir el Grupo escolar de la capital en colaboración con el Ayuntamiento (Ver: “El Avisador Numantino”, del 29 de octubre de 1927, pág. 2).
María Cruz Gil Febrel, fue nombrada junto a otros como José Tudela, por Real Orden de 1º de agosto de 1928 (Ver: “BOP”, nº 95, del 8 de agosto de 1928, pág.8), Vocal de la representación ciudadanía en la Comisión de construcciones escolares de la provincia, e impulsó la edificación de nuevas escuelas en los pueblos, de lo que dan fe las monumentales de Bayubas de Abajo (finalizadas en 1936). Además, la Diputación facilitaba gratuitamente a los Ayuntamientos los planos y presupuestos de dos modelos de Escuelas Rurales. Como señala Calvo Villar hubo otros factores decisivos en dicha construcción como la aportación vecinal y el apoyo de los emigrantes  que posibilitaron esa alta escolarización de la población  del 75% en 1932, con un 70% asistiendo con regularidad. (Ver: Calvo Villar, M. C.: Más de cien años de Historia de las Escuelas de Soria, 1812-1936. Ed. Gráficas Ochoa Soria S.L. Soria, 2002).
María Cruz Gil Febrel, en su artículo: “Función social que la maestra puede realizar en el medio rural”, en la Revista de Pedagogía nº 132 de 1932, págs. 537-543, planteaba, desde una nueva perspectiva, la necesidad de renovar las escuelas de adultos. Impartiendo conferencias y cursos breves, exposiciones, representaciones teatrales, etc. en los que deber intervenir las gentes del lugar, como medio de progreso del agro. (Ver: Férnandez Soria, J.M. y Agulló Díaz, M. C.: Una escuela rural republicana. Universidad de Valencia, 2004).
Queremos dejar constancia expresa de la presencia de María Cruz Gil Febrel en el homenaje que la ciudad de Soria rindió a su poeta Antonio Machado Ruiz, el 5 de octubre de 1932, en la plazoleta de San Saturio, entregándole el título de hijo adoptivo.
El 28 de junio de 1933 pasó a formar parte de la Junta directiva de la Asociación de Inspectores. Así mismo,  fue nombrada Jefa de la Inspección de primera Enseñanza de esta provincia (Ver: “El Avisador Numantino”, del 14 de marzo de 1934, pág. 3).
Y, por fin, la capital inauguró el Grupo escolar “Manuel Blasco” (hoy “La Arboleda”) el domingo 18 de marzo de 1934 (Ver: “El Avisador Numantino”, del 21 de marzo de 1934, pág. 2)

Viajera para la ampliación de estudios

María Cruz Gil Febrel había solicitado durante los años 1927, 1929, 1931 sin éxito una beca  a la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE) en el extranjero.  La consiguió, por fin, en 1934. Le fue concedida el 24 de abril de 1935 por tres meses y ladisfrutó viajando a los países de Francia, Bélgica y Suiza, y, además, se le hizo extensiva a Italia. Ella hablaba tanto francés como inglés. Con antelación a su partida, celebró una importante reunión con todos los maestros de la comarca con el fin de constituir un centro de colaboración profesional en Almajano (Ver: “El defensor Escolar”, del 26 de enero de 1935, pág. 2) .
Visitó la Escuela Experimental de Mail (Ginebra), el “Foyer d´Ouex”; la Escuela de anormales dirigida por Alice Descoeudres (Ginebra); el Museo Pedagógico de Berna; diversas escuelas de Bruselas (donde se había adaptado el método Cecroly) y especialmente la Ecole de l´Ermitage del propio Decroly; varias escuelas maternales, graduadas y de anormales en París, el Museo Pedagógico de París; las escuelas al aire libre en Italia; la “Scuola del agro romano”; la “Scuola Olgiata”, la ciudad escolar “Vittorino de Feltre”, la “Scuola Rinnovata” y las “Case del Bambini”, consideradas todas ellas coo pioneras en la renovación pedagógica del momento. En consecuencia, desde París, Bayona, Ginebra y Roma remitió sus informes a la JAE. (Ver: Marín Eced, , T.: Innovadores de la educación en España (Becarios de la Junta para Ampliación de Estudios). Universidad de Castilla-La Mancha, 1991). Regresó de su viaje de estudios a finales de julio (Ver: “Noticiero de Soria”, del 25 de julio de 1935, pág. 3).

La maldita guerra lo truncó todo

Empero, tan brillante carrera se vería cortada con el inicio de la guerra civil española, que dio un vuelco a su vida. El alzamiento militar del 18 de julio, sorprendía a María Cruz Gil Febrel en plena actividad de los cursos de verano en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Le resultó imposible regresar a Soria y un barco del Gobierno la trasladó, junto con sus compañeros a la zona republicana. A finales de diciembre de 1936, colabora en la Semana del Niño (¡Juguetes para todos los niños antifascistas!), en representación de la Junta provincial de primera enseñanza.
El BOP de Soria nº 116, de 18 de mayo de 1937 recoge la citación de los juzgados de primera instancia de Soria para que compareciera al instruírsele expediente administrativo de responsabilidades políticas, declarándola en paradero desconocido. En el año 1937 tomó posesión del puesto de Inspectora de Primera Enseñanza en Cuenca, ciudad en la que ejerció su trabajo durante la guerra (Ver: Sainz Magaña, M.E.: María Cruz Gil Febrel, 2012). Y el BOE nº 250, Burgos 27 de junio de 1937 pág. 2091, recoge su separación definitiva del servicio, debiendo ser dada de baja en el escalafón. Entre los cargos que se le imputaban:  1.-Simpatizar y favorecer en el ejercicio de su cargo al Frente Popular. 2.-Haber cambiado sus ideas derechistas y católicas al advenimiento de la República, “sin duda con el propósito de medrar en su carrera”. 3.-Haber pasado desde Santander a la zona roja por Francia, habiendo podido hacerlo a zona nacional. 4.-Haber ocupado cargos oficiales con los gobiernos del Frente Popular. (Ver: Inspectoras de primera enseñanza en el segundo tercio del siglo XX. Tesis doctoral. UCM, Madrid, 2017).
Ya en la posguerra, por Orden de 22 de julio (Ver: B.O.E. de 26 de de  agosto de 1940, pág. 5898), a propuesta de la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de depuración, se le imponía como sanción definitiva la suspensión de empleo y sueldo por un año, con abono del tiempo que llevaba suspendida, e inhabilitación para cargos directivos y de confianza. Tras ello, María Cruz Gil Febrel fue repuesta en Soria, por Orden de la Dirección General con fecha de 28 de agosto de 1940. Pero ya nada volvería a ser como antes para ella. Enferma, en 1942 no podía realizar visitas a la 1ª zona femenina. Moría el 13 de enero de 1943 Sus restos descansan en una sepultura del alto cementerio del Espino.
Pero no todo está contado. Ella supo proyectar una mirada femenina a aquella realidad. Por su dedicación plena en pro de la educación y la cultura del pueblo soriano, se merece estos versos de A. Machado: ¡Lleva quien deja y vive el que ha vivido! Ya que cuando la vida se acaba la muerte enciende luces (de eternidad) en otro lugar.
José María Martínez Laseca
(xx de marzo de 2020)

La pedagoga soriana María Cruz Gil Febrel (1895-1943) [2]


El expediente académico de María Cruz Gil Febrel en la Escuela Superior del Magisterio de Madrid fue de sobresaliente, con varias matrículas de honor. Así mismo, durante su formación trabajó bajo las directrices de Luis de Hoyos, director del Seminario de Etnografía, Folklore y Artes populares de dicha escuela. Fruto de ello resultó su Memoria de fin de carrera con el título de “Numancia”, codirigida por los profesores Luis de Hoyos y Ángel Vegué y Goldini (Ver: Martínez Torner, F: Dos estudios geográficos y etnográficos de Asturias. Ayuntamiento de Quirós, 2005, pág. 22).
            Cabe anotarse aquí que como segundo de dicha promoción 1916-1919 quedó Rodolfo Llopis Ferrándiz (1895-1983), Secretario General del PSOE en el exilio durante casi tres décadas (hasta que en el XIII Congreso del PSOE en Suresnes (Francia), días 1 y 13 de octubre de 1974, le sucedió Felipe González) y que ocupó la Dirección General de Enseñanza Primaria en la Segunda República, emprendiendo desde ella una profunda reforma de todo el sistema educativo español. (Ver: Lomas, B.: Rodolfo Llopis (1895-1983) Una biografía política. Planeta, Barcelona, 1999).

Inspectora de Enseñanza Primaria de Soria

Dos de las mejoras introducidas en 1911 en la Escuela de Enseñanza Superior del Magisterio eran la concesión de becas a todos los alumnos matriculados en ella y otra que, al concluir sus estudios, estos saldrían directamente colocados bien como profesores de Escuela Normal o bien como Inspectores de Enseñanza Primaria.
En este sentido, María Cruz Gil Febrel ejerció primero de profesora durante el curso 1919-1920 por recomendación de la Junta de Ampliación de Estudios en el Instituto Escuela de Madrid. Una vez desarrollada esta experiencia docente, fue propuesta por el Claustro de sus profesores para desempeñar el cargo de Inspectora de Enseñanza Primaria de Soria, con fecha de 19 de julio de 1920. Tenía 25 años.
La prensa de su ciudad natal lo confirmaba  al decir: “Ha sido nombrada Inspectora de las Escuelas de niñas de esta provincia la distinguida, culta y simpática señorita María Cruz Gil Febrel, y hoy le ha dado posesión del cargo don Tomás Rivas Inspector jefe de la provincia. Muy cordial y sinceramente felicitamos a dicha señorita soriana. (Ver: “El Noticiero de Soria”, del 27 de julio de 1920, pág. 3).
A partir de este mismo instante María Cruz Gil Febrel va a desarrollar un laborioso trabajo ateniéndose al cometido y responsabilidades de su cargo. En su tarea contó con la inestimable colaboración del entonces Inspector Jefe Gervasio Manrique Hérnández (1890-1978) .Juntos asumieron el pensamiento pedagógico de la Institución libre de Enseñanza, fundada por el pedagogo Francisco Giner de los Ríos, discípulo del filósofo soriano Julián Sanz del Río.
En 1923, con motivo de la visita a nuestra capital del sabio Profesor de la Normal Central y Director de la importante revista pedagógica “El magisterio español” de Madrid don Victoriano Fernández Ascarza, que visitó los monumentos de la ciudad y sus principales centros educativos, la Inspectora de esta provincia, señorita María Cruz Gil Febrel, junto con la Directora de la Escuela Normal de Maestras, doña Concepción S. Madrigal y el Delegado Regio de 1ª Enseñanza D. Pelayo Artigas enviaron su más entusiasta adhesión al improvisado banquete que se celebró en el Hotel Comercio (Ver: “El Porvenir Castellano”, del 9 de julio de 1923, pág. 1).
También, le llegaron momentos dolorosos debidos a la muerte de su padre Pedro Gil Lozano el 9 de noviemre de 1924, al que siguió el de su madre Raimunda Febrel Esteras apenas un año después, el 14 de octubre de 1925.

Reconocimiento a su cultura, celo y actividad

En la prensa especializada en la materia como “La Orientación: Periódico semanal de Instrucción Pública” y  “El Defensor Escolar: revista semanal de primera enseñanza” se deja constancia de las visitas ordinarias de inspección cursadas por la Inspectora María Cruz Gil Febrel a las Escuelas Nacionales de Niñas de numerosos pueblos. Participa, así mismo, en la Comisión Organizadora del Certamen Nacional Pedagógico, tendente a fomentar entre los maestros el estudio de los problemas pedagógicos y ofrecer al Estado un estudio de dichos problemas por si lo considera de algún valor para futuras reformas. (Ver: “Noticiero de Soria” del 24 de diciembre de 1925, pág. 3). Organiza cursillos de formación, acompaña a maestras en viajes de estudio, etc.
Desde el Gobierno Civil de Soria con fecha de 12 de marzo de 1926 se la propone para una recompensa “por su cultura, celo, actividad y trabajo, que se ha impuesto en bien de la enseñanza”. Y se incide en que ella “se desvive en el cumplimiento de sus deberes, toma parte en todas las conferencias que se celebran, tanto en esta capital como en los pueblos de la provincia, y en todas ellas con su elocuencia y fácil palabra, difunde ideas patrióticas y de ciudadanía encareciendo el patriotismo y amor a la enseñanza.(…)”.
A ello se contestó, desde el Consejo de Instrucción Pública de Madrid, con fecha de 11 de mayo de 1926, diciendo que la comisión había dictaminado encontrar justificado “que se le den gracias de Real Orden por sus notorios afanes en pro de la Cultura.”

Concejala  del Ayuntamiento de Soria

Esa presencia constante en la vida pública soriana propició el acceso de María Cruz Gil Febrel a la política municipal. Fue en plena Dictadura del general Primo de Rivera. Previamente, el 21 de octubre de 1927, el Alcalde de Soria  Eloy Sanz Villa había presentado al Gobernador Civil de la provincia la dimisión de la Corporación. El Ayuntamiento dimisionario estaba constituido por los concejales García, Rioja, Sanz (J.M.), Sanz (V), Moreno, Beltrán, Herrero, Liso, Arribas, Benito, Cuevas, del Amo, Ropero, Chico y Bartolomé.
Como consecuencia, el lunes 31 de octubre, bajo la presidencia del Gobernador civil de la provincia don Generoso Martín Toledano celebró sesión el Ayuntamiento soriano paa admitir la renuncia de los antiguos concejales y dar posesión a los nombrados por la primera autoridad y que son los siguientes: Don Joaquín Arjona, Corredor de Comercio; don Mariano del Olmo, médico; don José María Cillero, Catedrático; señorita María Cruz Gil, Inspectora de Primera Enseñanza; señorita Victoriana Asenjo, Profesora de la Escuela Normal; don Juan Cabrerizo, industrial; don Pedro Chico, profesor de la Escuela Normal; don Eloy Sanz Villa, médico; don Eugenio las Heras, industrial; don José García Oñate, farmacéutico; don José Casado, fotógrafo; don Julio Domínguez, agricultor; Corporativos: don José Santos Jiménez por el Sindicato Agrícola Numantino; don Vicente Labanda, por la Cámara de Comercio; don Alejandro Rodríguez, labrador y ganadero y don Ildefonso García Sáncho por la Sociedad de Socorros Mutuos de Obreros de Soria. Si bien Eugenio las Heras del Campo presentó su renuncia. (Ver: “El Avisador Numantino”, del 2 de noviembre de 1927, pág. 2).
En una de las primeras sesiones celebradas por el nuevo Ayuntamiento se consignó en el presupuesto municipal, por iniciativa de la Inspectora, señorita Cruz Gil, 5.000 pesetas para colonias escolares; 2.000 para la cantina escolar y otra cantidad para excursiones escolares.” (Ver: “El Magisterio Español, Revista General de Enseñanza”, del 1 de diciembre de 1927, pág. 5).
José María Martínez Laseca
(xx de marzo de 2020)

La pedagoga soriana María Cruz Gil Febrel (1895-1943) [1]


A la gente se le olvida. Por eso yo quiero contar aquí su historia. Para reivindicarla. Como el mejor homenaje que se le puede tributar a una mujer, paisana nuestra, que, debido a sus virtudes y talentos, destacó, en aquel tiempo convulso que le tocó vivir de la primera mitad del siglo XX. Asumiendo un papel destacado como pedagoga antes y durante la II República Española. Cuando se afirmó el papel del Estado en la instrucción del pueblo, a través del sistema escolar unificado. Ella apostó por modernizar nuestra educación y extender la cultura.
Fue alumna de Antonio Machado y  una de las primeras concejalas del Ayuntamiento de Soria, Inspectora de Enseñanza Primaria e Inspectora Jefa en la provincia y estuvo pensionada por la JAE en varios países de Europa para la renovación pedagógica. Por su compromiso con la educación y haber ocupado cargos oficiales con los gobiernos del Frente Popular, fue depurada, suspendida de empleo y sueldo e inhabilitada para cargos directivos y de confianza al comienzo de la guerra civil española por el gobierno franquista. Y es una lástima que muriera tan joven.

Nacimiento, infancia y adolescencia

La niña María Cruz Gil Febrel nació –según acta facilitada por el Registro Civil de Soria– a las doce del mediodía del día 28 de febrero de 1895, en el domicilio familiar de la calle El Collado, nº 4 de la ciudad de Soria. Era la tercera hija del matrimonio formado por Pedro Gil Lozano, de profesión empleado y de Raimunda Febrel Esteras, dedicada a sus labores. Como abuelos paternos tenía a Manuel Gil Trigo y María Lozano Morales y como maternos a Nicolás Febrel López y a Antonia Esteras González. Curiosamente, todos los antedichos eran naturales de Deza, localidad soriana rayana con Aragón. Sus otras dos hermanas mayores se llamaban Julia (27 de julio de 1887) y Antonia (2 de noviembre de 1892), respectivamente.
            Es poco lo que  conocemos de su infancia, que suponemos transcurriría feliz en compañía de los suyos y acudiendo a la escuela primaria en sus primeros años. No obstante,  las abundantes cabeceras de la prensa soriana de la época van filtrándonos algunas noticias tocantes a su andadura como estudiante. Como que el lunes 4 de octubre de 1909, durante las fiestas de San Saturio, se procedió a la entrega de premios a los niños de las Escuelas por el Alcalde José Ropero y su Teniente Alcalde Santiago Ruiz Lería. Encontrándose entre ellos María Cruz Gil Febrel, que obtuvo 118 pesetas y diploma medalla de plata por el legado Bernardo Robles. Y María Cruz Gil cedió sus 118 pesetas a su condiscípula Concepción García, hija de padres pobres, que había sido premiada por su aplicación con el ordinario del Ayuntamiento. El rasgo noble y caritativo de la niña María Cruz Gil Febrel fue tan calurosamente aplaudido como merecía (Ver: “El Noticiero de Soria de 6 de octubre de 1909, pág. 2).
Que, en 1910,  en las prácticas de enseñanza, primer curso, obtuvo sobresaliente y matrícula de honor (Ver: “Tierra soriana” de 28 de mayo de 1910, pág. 2). Que en los exámenes ordinarios de mayo de 1911 de la Escuela Normal y del Instituto de Soria, obtuvo las notas de sobresaliente en las asignaturas de Agricultura, Derecho y Legislación Escolar y en el segundo curso de Geografía e Historia (Ver: “Ideal numantino”, 22 de mayo de 1911, pág. 3). Que en los exámenes de mayo de 1912 celebrados en el Instituto General y Técnico obtuvo las notas de Sobresaliente y matrícula de honor, tanto en Preceptiva Literaria y Composición como en Caligrafía. (Ver: “El avisador numantino” de 22 de mayo de 1912, pág. 3). Asimismo, obtuvo sobresaliente en Geometría y Francés 1º (Ver: “El Noticiero de Soria, 2 de octubre de 1912, pág. 2), en este caso con derecho a Matrícula de Honor otorgado por Antonio Machado (Ver: Acta de examen del Curso 1911-1912 del Instituto General y Técnico de Soria, de 25 de mayo de 1912). Como consecuencia, figuraba en el cuadro de honor de los alumnos a los que se les concedió Matrícula de Honor para el curso de 1912 a 1913 en dichas asignaturas (Ver: “El Porvenir Castellano de 3 de octubre de 1912, pág. 3). De nuevo, en este curso1912-1913, María Cruz Gil Febrel figura en la relación de jóvenes muchachos que han sido obsequiados en la “Fiesta de la Inteligencia” del Instituto al recibir los premios y que con orgullo pueden ostentar por su aplicación y talento, en las asignaturas de Caligrafía, Lengua Francesa 2º, Historia Universal, Álgebra y Trigonometría y Dibujo 2º (Ver: “El Noticiero de Soria, 1 de octubre de 1913, pág. 2).

En la Escuela Superior de Magisterio de Madrid

            En 1914 y en Valladolid, con la brillante calificación de sobresaliente, concluía María Cruz Gil Febrel los ejercicios de reválida para maestra superior (Ver: “El Avisador Numantino”, 30 de septiembre de 1914, pág. 3).
            Por el padrón de Soria (rectificación del año 1915-1916), también sabemos que la residencia familiar se había trasladado al nº 40, piso 1º de la calle Zapatería, y que a los 5 miembros allí residentes: los padres con sus tres hijas, se había sumado Valentina Sanz Gallego, natural de Soria (nacida el 14 de febrero de 1889), en su condición de criada.
“El Magisterio Español: Revista General de la Enseñanza”, de 13 de julio de 1916, pág. 2, recogiendo lo publicado en la “Gaceta de Instrucción Pública y Bellas Artes” de 12 de julio de 1916, constataba en su sección “De Actualidad” el ingreso para el curso próximo en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio en la Sección de Letras de María Cruz Gil Febrel, junto a otros 16 compañeros (seis, más ella, mujeres y otros nueve hombres). Este centro institucional estatal para la formación de maestros de las Escuelas Normales había sido creado en Madrid en 1909, siguiendo el modelo pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza. Durante su estancia en la capital de España María Cruz Gil Febrel se alojó en la Residencia de Señoritas dirigida por María de Maeztu, que había abierto sus puertas en octubre de 1915.
Transcurridos los tres cursos preceptivos de aprendizaje, en el mes de junio de 1919, se acreditaron los integrantes de esta octava promoción de la Escuela Superior de Magisterio (Sección de letras). La formaban un total de 16 estudiantes: 9 alumnos (Nicolás Escamilla de Simón, Rodolfo Llopis Ferrándiz, Florentino Martínez Torner, Víctor de la Serna Espina, Fernando Piñuela Romero; Jesús Sanz Poch, José María Olmos Escobar, José Enseñat Alemany y Ángel Martínez Zapater) y 7 alumnas (Julia García F. Castañón, Carmen Bravo Díaz Cañedo, Mercedes Doral Pazo, Matilde Huici Navaz, Clara Pérez Acevedo, María Sánchez Arbós y ella).
            Una vez más, la prensa local dejaba constancia expresa de este hecho al señalar:
“-La distinguida cuanto modesta, simpática y bella señorita soriana María Cruz Gil Febrel, ha terminado la carrera del profesorado en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, habiendo obtenido el número primero en los tres cursos.
Por sus talentos y virtudes, esta paisana nuestra es muy digna de las mayores alabanzas que desde aquí le tributamos tan justamente como se merece, siendo un honor para nuestro país tan señalado triunfo, dejando así tan alto en la intelectualidad el pabellón soriano.
            Reciba la más cordial enhorabuena, así cual sus buenos padres don Pedro Gil y doña Jerónima (sic) Febrel y como su hermana Antonia que también se distinguió tanto durante su carrera siendo en la actualidad Profesora de la Normal de Teruel” (Ver: “El Noticiero de Soria” de 8 de julio de 1919, pág. 3).
José María Martínez Laseca
(7 de marzo de 2020)