Un viejo refrán
pretendía caracterizarnos en cuanto a falta de iniciativa se refiere al
sentenciar: “Nunca la gente de Soria hizo gran bulto en la historia”. Empero,
tal maledicencia ha sido muy bien rebatida por estudiosos e investigadores en todo
lo que concierne a nuestro suelo, en tanto que territorio poblado desde tiempos
remotos y donde algunos de sus habitantes cobraron cierta relevancia al
protagonizar hechos señalados o destacar en las diferentes facetas de las
ciencias, las artes o las letras. Y esa mayor actividad es algo que se constata
especialmente en el campo de la historia del periodismo, como podremos
comprobar a continuación.
Sabido es que la prensa
periódica –cual ya refería, en 1881, nuestro paisano Francisco Pérez Rioja– ha
supuesto tradicionalmente un elemento poderoso de progreso y de adelantamiento
en todos los sentidos, así como el que su importancia está en relación directa
del grado de civilización de los pueblos y de las naciones, es una doble verdad
reconocida por todos.
De ahí el gran papel
que, desde su nacimiento, ha cumplido la prensa local, tenida por más humilde y
modesta. Lo reflejó magníficamente el poeta Antonio Machado en su artículo, de
1915, “La Prensa de provincias”, que concluye diciendo: “Admiremos la gran
Prensa, esos portentosos rotativos que nos aportan diariamente noticias de
todos los rincones del planeta; pero amemos también y respetemos estos modestos
periódicos provincianos que cumplen humildemente y, a veces a costa de grandes
sacrificios, una misión santa: la de mantener vivo el amor a la letra impresa y
de velar por los intereses comunes a cuantos vivimos apartados de las grandes
urbes, por estos rincones de la patria española”.
En este orden de cosas,
resulta llamativa la gran proliferación de cabeceras de periódicos que han
existido en nuestra provincia de Soria, motivada por la voluntad de libre expresión.
Un largo listado que se recoge en las publicaciones realizadas por analistas de
la materia como Florentino Zamora Lucas (“La prensa periódica en Soria y su
provincia 1833-1950”), María Teresa Jimeno Pérez (“La Prensa en Soria: 1900 a
1936”), (José María Latorre Carnicero (“Pautas
para un Análisis Hemerográfico de Campo (Campo Soriano) y de la Prensa Pública
en Soria. 1942-1988”) y Jesús María Latorre Macarrón (“Periódicos de Soria
(1811-1914”).
Como botón de muestra,
durante el tiempo en que Antonio Machado ejerció la docencia de francés en el
Instituto General y Técnico de Soria (1907-1912) se abría en la ciudad un
amplio abanico de publicaciones como son las que anotamos aquí: Tierra, Tierra
Soriana, Heraldo de Soria, El Indomable, El Eco de Numancia, La Prensa de Soria
al dos de mayo de 1808, El Percebe, El Batallador, Cultura, La Voz del
Independiente, Juvenilia, Juventud, El Ideal Numantino, Éxodo, Heraldo del
Secretariado, El Desmoche, La Verdad, La Suno Malgrana, La Voz Castellana, El
Porvenir Castellano, Noticiero de Soria, Cultura Agrícola, El Duero y El Porvenir
Castellano. Sin que tampoco faltara presencia en la provincia con La Voz de
Almazán, entre otros.
Es evidente que con
algunas diferencias como producto acabado en su aspecto formal y de contenido y a la valoración cualitativa y
cuantitativa de su influencia social (dada la escasa tirada de ejemplares), de
su capacidad para crear opinión y reflejarla.
Por supuesto que, como
por otros lugares, los desiguales sistemas de composición, de impresión y de
distribución han marcado de manera decisiva el desarrollo del periodismo soriano
para la transmisión de las noticias. Este también ha ido observando
adaptaciones sucesivas, acorde con el ritmo de progreso de los tiempos para
garantizar así su supervivencia. Conviviendo con otros medios de comunicación más
atractivos y seductores como los audiovisuales de la radio y la televisión. Lo
que también ha incidido, sin duda, en su mayor o menor longevidad.
Respecto a la
periodicidad de su publicación, cabe advertir que no eran de salida diaria, por
lo que algunos se tildaban de trisemanarios, completando entre ellos seis días
de la semana. De aquí que surgieran en un momento determinado las opiniones
coincidentes sobre la creación de un periódico diario, como ya sucediera entre
1895-1898 con el primer “Diario de Soria”. Para ello se necesitaba de algún
organismo oficial o entidad oficiosa que avalase su economía. Resumiéndolo
mucho, tras la desaparición del agrarista Campo Soriano, en agosto de 1988, no
resultaría uno sólo, sino que fueron dos los diarios a diario los que acabaron
cubriendo desde el papel impreso la información periodística del panorama
provincial: “Diario de Soria” y “Heraldo de Soria”.
El primero de ellos,
era heredero del llamado Faro del Hogar que nació, rancio y clerical, en el
Burgo de Osma en 1913 y que tras su traslado a la capital pasó a denominarse
Soria-Hogar y Pueblo (1964), con Fidel Carazo, hasta que en 1989, bajo la
dirección de José Manuel Serrano, pasó a rotularse “Diario de Soria”,
relanzándose de nuevo en 2006, ejerciendo Pablo R. Lago de director,
conjuntamente con la edición para Castilla y León del diario El Mundo. Una cabecera
esta que ya tuvo su primer ensayo (excepto domingos) en 1895. El segundo caso
trae causa en primera instancia del Soria Semanal de 1977, dirigido por Marcos
Molinero, que después se nombraría Soria
7 días, con Juan Carlos Hervás de director, y que concluiría como “Heraldo de
Soria”, la cabecera que así mismo ya había experimentado dos tentativas
anteriores como semanario, tanto en 1907 como en 1913.
Pero la cosa no se
quedó ahí. En este mundo globalizado y postcapitalista en que vivimos, marcado
por la implantación de las nuevas tecnologías, con internet a la cabeza, los
teléfonos móviles, las redes sociales y la irrupción de la denominada prensa
digital, además de la reciente crisis económica y financiera de 2008, hicieron
mella en la sostenibilidad de la prensa
periódica tradicional, dejando mermados
sus ingresos publicitarios, hasta llegar a desaparecer completamente sus
cabeceras en algunas provincias de España.
En el caso de Soria esto
se evitó mediante la reconversión de los hasta entonces dos periódicos diarios
locales existentes y el ajuste de sus plantillas de trabajadores. Surgió así el
pasado 21 de septiembre la actual cabecera: “Heraldo-Diario de Soria / El
Mundo”, un proyecto ilusionante sustentado empresarialmente por los grupos:
Henneo y Edigrup Media (presididos por Fernando de Yarza y José Luis Ulibarri,
respectivamente), y bajo la dirección del periodista Félix Villalba.
Toda esta peripecia
reciente nos trae los ecos y resonancias lejanas de la muy larga historia del
periodismo soriano impreso, que echó sus primeras raíces con la Gaceta
Extraordinaria (1811), previa a las Cortes de Cádiz y las extendió con El
Patriota de Soria (1813), en pleno contexto de la Guerra de Independencia. Dos
décadas después brotó el Boletín Oficial de Soria (1833) y aún una más tarde,
en época de Isabel II, con el gobierno progresista de Espartero (el mismo año
en que abrió sus puertas el Instituto de Segunda Enseñanza de Soria), El
Numantino (1841), periódico literario-artístico bajo la protección de la
Sociedad Economica Numantina de Amigos del País.
Su prospecto anunciador arrancaba con estas bellas
palabras: “La libertad de imprenta es una de las más firmes garantías de
nuestras actuales instituciones políticas: es el freno de las pasiones de los
que gobiernan: es la guía de los pueblos: es la antorcha luminosa que les deja
ver las cosas, objetos y personas cuales en sí son y cuales deben ser; y es en
fin el sol moral cuyos brillantes rayos disipan las nieblas de la ignorancia y
las nubes del fanatismo, y bajo cuyo influjo fertiliza el entendimiento humano
y da los opimos frutos de la ilustración. Tal es la libertad de imprenta protegida
y dirigida por las buenas leyes”.
El Numantino, como
todos los periódicos que le siguieron después, se escribía para todas las
clases del pueblo soriano a quienes iba dirigido. Si resaltamos, aquí y ahora,
su nombre es porque entendemos que el mismo, en cierto modo, simboliza la
resistencia numantina frente al duro cerco que está sufriendo la prensa
periódica en su soporte de papel.
Y termino parafraseando
unas palabras del gran difusor de lo nuestro, José María Palacio, cuando, en
1932 desde Valladolid, se refería a “La vida de “El Porvenir Castellano”, para formular mi deseo a esta nueva empresa: Que
por encima de todas las luchas más o menos de campanario, HERALDO-DIARIO DE
SORIA / EL MUNDO, tenga por consigna inmutable: defender y propugnar la vida
progresiva de la ciudad de Soria y de su provincia.
José María Martínez Laseca
(15 de noviembre de 2017)
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