miércoles, 29 de noviembre de 2017

Recuerdo de dos instantes: Peracho y Pepe Sanz (I)


  Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Tal declamaba, con su voz grave, tan peculiar, el poeta argentino Alberto Cortez, conocido por muchos como cantautor de las cosas simples. Por lo que cabría añadirse que, en nuestro caso, el agujero es el doble de grande, al tratarse de la ausencia no solo de uno sino de dos personas consideradas amigos. “No hay extensión más grande que mi herida”, como clamó Miguel Hernández ante la pérdida de su amigo Ramón Sijé.
.-Buenas tardes (o mejor dicho, noches, porque ya ha completado el sol su jornada laboral. Y muchas gracias a todos vosotros que habéis respondido afirmativamente a la convocatoria de este día 29 de noviembre, en este otoño soriano, tan reseco de lágrimas de los ojos del cielo, cual corrobora el emergido esqueleto del pueblo de La Muedra por el brutal descenso de las aguas embalsadas, y en el que apetecería más quedarse al calorcillo del hogar, dulce hogar.
Hoy, nos trae aquí, a este viejo Casino de La Amistad-Numancia (doy gracias a su Presidente Adolfo Sainz), donde desembocamos con nuestra gozosa y lúdica Saturiada, la noble intención de rendir sincero homenaje a los queridos compañeros y amigos Juan José Peracho Soria y José Antonio Sanz García, lamentablemente fallecidos en  nuestra ciudad de Soria el 4 de abril de 2016 y el 28 de enero de 2017, respectivamente. (Un fuerte abrazo para sus compañeras Camino y Alicia, sus hijos y familiares que nos acompañan).
 Un homenaje que concretamos en el acto la presentación de este libro. Su título: In memoriam: A Peracho, In memoriam: A Pepe Sanz. Que ha sido  impreso en Gráficas Ochoa (gracias Alfonso Ochoa) y está editado por el Excmo. Ayuntamiento de Soria (Gracias al Concejal de Cultura, Jesús Bárez).
Y he dicho bien por fín, puesto que el mismo se ha hecho de rogar lo suyo para acabar saliendo a la luz de la imprenta. Como que  su presentación a la sociedad soriana estuvo anunciada, para el día 10 de agosto pasado, dentro del marco de Expoesía-2017 que versó sobre Exilios y poetas.
Cierto y verdad que se intentó, pero no pudo ser. Y por eso os pedimos perdón a cuantos allí acudisteis interesados aquel día. Todavía se tardaría un tramo de tiempo más hasta llegar acá, puesto que pareciera que los elementos adversos (la enfermedad del impresor y otros asuntos varios sobrevenidos) se hubieran conjurado, jugando a la contra, para complicarlo y retrasarlo. Hay quién describió poéticamente el proceso al advertir: “Y publicar un libro es agonía”.
Pero aquí lo tenemos ya. Tangible como pan de hogaza. Ofrecido al tacto de vuestras manos y a la vista de vuestros ojos, para que podáis degustarlo en su letra escrita. A vuestra disposición queda pues, tanto a la entrada de la sala como en las librerías.
Y por tratarse aquí del bautizo de la criatura en cuestión, narraré brevemente como fue concebido y quienes son sus progenitores o ideadores.
  La pérdida de Peracho y Pepe Sanz, ciertamente, nos impactó a quienes los conocíamos y coparticipábamos con ellos en el quehacer cultural de Soria. Germinó en uno de esos días en que yo me pasé por la librería Las Heras y conversé con César Millán al respecto. Algo había que hacer. Así que entre ambos acordamos la posibilidad de rendirles un homenaje público.
Entre las ideas que barajamos nos pareció que la mejor de todas era dejar constancia de ello en un libro. Y pusimos manos a la obra, en tanto que coordinadores del proyecto, solicitando artículos entre sus más próximos, dentro de un plazo corto. Hubo, debo decirlo, entregas inmediatas, otras tardaron algo más, unas pocas se hicieron de rogar lo suyo y algunas de las prometidas nunca nos fueron enviadas. Empero, se agavilló un corpus de textos interesante, que nos dejaba satisfechos.
A resultas, se trata, en definitiva, de un trabajo muy coral, de un libro colectivo. Y puede deducirse de lo antedicho que aunque no están todos los que son, sí que son todos los que están. Precisamente, cuantos figuran en cada una de las dos portadas (ya que el libro, como se ve, no tiene contraportada), dispuestos por orden alfabético. En tanto que autores de pleno derecho, paso a nombrarlos: Silvano Andrés de la Morena, Mariam Arlegui, Toño _Arroyo, Jesús Bárez, Manuel Castelló, José Andrés Diago Pérez, Lola Fonseca, Susana Gómez Redondo, Javier González Ortega, Fermín Herrero, Juan Largo, Ángel Lorenzo, Julio Llamazares, Andrés Martín, José María Martínez Laseca,, César Millán, María Poza Peñalba, Antonio Ruiz Vega e Ignacio Sanz. ( Además de los textos de Peracho y Pepe Sanz).
            Es, queda claro, con esta amplia nómina de gente conocida en la movida local, aportando su desinteresada colaboración, que este es un libro deseado, nacido de la necesidad de mostrar su afecto solidario ante la irreparable pérdida de Peracho y Pepe Sanz.
Estamos, ya lo he dicho, en otoño. Hasta el cierre del mes de noviembre nos han traído los dioses antojadizos o los vientos inesperados, en contra de nuestra decidida voluntad de llegar antes a puerto. Extraigamos, pues, de tal adversidad alguna virtud.
En el mundo agrario y de la cultura tradicional –de los trasnochos con narración oral de relatos y leyendas en derredor del fuego de la chimenea– del que provenían nuestros dos protagonistas, pues Peracho era de Rioseco de Soria y Pepe Sanz de Almarza, el calendario festivo era cíclico. Pautado por el paso de las estaciones que va cambiando el decorado del paisaje.  Y de la misma forma que el carnaval da paso a la cuaresma, las fiestas de la cosecha y de la vendimia dan paso a la languidez festiva del otoño.
Así, con el cierre del mes de octubre y la llegada del mes de noviembre se inicia una secuencia de tristeza y de melancolía. La mojonan la noche de las ánimas, el día de todos los Santos y el de los fieles difuntos. Dicha celebración constata en muy diferentes culturas el tránsito del verano al otoño.
Así, la antigua festividad irlandesa al respecto se nombra Samhain, que significa “fin de verano” y se consideraba como el Año Nuevo celta. Según la creencia el Samhain era un tiempo excepcional y mágico que permitía que los espíritus de las personas fallecidas retornaran a la vida para  comunicarse con sus seres queridos. 

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