viernes, 3 de febrero de 2017

Alto Duero: la revista del Instituto de Soria (1)


Como consecuencia de la implantación en nuestra ciudad de Soria, en 1841, del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza (1841), se está celebrando, a lo largo de todo este curso académico 2016/2017, su 175 aniversario, mediante una nutrida y variada programación de actividades en la que tienen cabida el teatro, la música, las exposiciones, las conferencias, los debates, etc. Dentro de ese conjunto cabría, asimismo, incluir este trabajo de indagación que pretende resaltar una experiencia significativa, como fue la que se hizo posible mediante la conjunción  de esfuerzos de profesores y alumnos de diferentes promociones, y que fructificó en la publicación periódica de una interesante revista escolar. La que si no es recogida por Jesús María Latorre Macarrón en su libro “Periódicos de Soria (1811-1994)” acaso se deba, más que al desconocimiento de su existencia, al hecho de considerarla un boletín estudiantil, no tenido por un auténtico medio periodístico de interés general.
            Dado el material que hemos podido analizar, lo vamos a contextualizar dentro de la década tildada como de “los felices años 60”. Era cuando nuestro país estaba saliendo de su etapa más oscura de la dictadura franquista. Tras la dura situación de hambre, pobreza y represión de la inmediata postguerra.  Trazando unas rápidas pinceladas señalamos que comenzaban las negociaciones para la entrada de España en la Comunidad Económica Europea. En 1964, cuando el Che Guevara dio su discurso ante la ONU y apareció el Libro rojo de Mao, España celebraba con gran autobombo, por obra y gracia de Manuel Fraga al frente del Ministerio de Información y Turismo, los “25 años de Paz” desde que concluyó la Guerra Civil, en realidad los 25 años de la victoria. Con el nacimiento de 697.697 bebés lograba su techo el “baby boom”. Triunfaban los Sirex con “Si yo tuviera una escoba” y Conchita Velasco con su “Chica Ye-Yé”. El 21 de junio de 1964 en Madrid la selección española de fútbol ganaba la Copa de Europa a la de la Unión Soviética por 2 a 1 con el famoso gol de cabeza de Marcelino. Pero seguían siendo años duros -con fusilamientos- de clandestinidad para la oposición. Con tensiones en las minas de Asturias y generalización de conflictividades laborales y de agitación universitaria. Con el brotar de CCOO, la irrupción del terrorismo de ETA, escándalo MATESA y designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor del Jefe del Estado a título de Rey.
            Como en el resto de España, en Soria, con 152.426 habitantes en la provincia y 19.301 en la capital, imperaba el nacional-catolicismo. Por aquí Embutidos Antonio Revilla firma el primer convenio sindical colectivo. Se inaugura la cárcel central provincial.  Nos visita el embajador de Estados Unidos, que influiría en el rodaje del Doctor Zhivago por estos pagos. Fraga inauguraba los paradores de Santa María de Huerta y de Soria. En Frechilla de Almazán se inicia la Concentración Parcelaria. El 90% de los electores sorianos respalda con el 98% de sus votos el Referéndum de la Ley Orgánica del Estado. Se inauguran los nuevos edificios de las Escuelas de Magisterio y Artes y  Oficios. Se constituye el Grupo SAAS. Se abre la escuela de enfermería y la casa de cultura donde se ubicó la biblioteca pública. Se funda el Teatro Ensayo Soria (TES).
El instituto de entonces
            Si esos fueron algunos de los hechos que acontecieron en aquel tiempo, ahora vamos a referirnos al espacio o escenario concreto que nos atañe y que no es otro que el del Instituto. El antiguo caserón del XVII, propiedad de los Jesuitas antes de la desamortización, que pasó a pertenecer al Estado como acredita el escudo con el toisón de oro, de Carlos III, que preside su noble portada barroca en la calle Aduana Vieja. Cabe advertirse aquí que el Instituto era el único existente en la provincia (pues hasta 1969 no se abrió “El Castilla” para el alumnado femenino) por lo que a él concurrían chicos y chicas. (A principios de noviembre de 1960 se  había abierto el Colegio Adoptado de Covaleda que dependía del de Soria) Esto justifica que por la calle Estudios estuviera una nueva puerta de entrada para las alumnas. Se había incorporado al centro el ala donde antes estaban las Escuelas anejas al Magisterio. Acceso independiente tenían las escuelas preparatorias. El patio de recreo estaba asfaltado y también dando a la calle Instituto esta el Salón de Actos –Teatro-Cine- de nueva planta con cabida para 600 espectadores. También está el patio interior de los claustros, la sala de Conferencias y de Música, la vivienda del Director y del Conserje y la Cátedra de Antonio Machado. Existen además una capilla, Sala de profesores, Secretaria, Dirección y Jefatura de Estudios, Seminarios Didácticos, Laboratorios de Física y Química y de Ciencias Naturales, Archivo, Almacenes y Servicios Higiénicos y duchas. El resto de los espacios en las plantas inferior y superior se empleaba para las aulas generales.
Nuestra revista
            Con la llegada de la primavera de 1961 veía la luz. “Tenía que nacer. Todo en el aire anunciaba su próxima llegada. Era ya irremediable. De tiempo atrás –años de por medio–, en nuestro Instituto el intento de una revista. Proyectos que se fueron quedando arrumbados, proyectos que sucedían a otros, aves en inminencia de vuelo, sin lograr ver sus alas desplegadas. (…)
            Y ahora, esta nueva ilusión, obra de un día y de otro. Estudiantes, ex-alumnos, profesores de la misma mano. Desfilaremos, se sucederán nuestros redactores, un curso seguirá a otro y cambiarán los nombres de los que aquí escriban. La revista seguirá siendo la obra de todos”, editorializaba el profesor y jefe de redacción Carlos Beceiro Rodríguez (CBR), tras el saluda inicial de la directora del centro Manuela Pita Andrade.
            Y su cabecera estaba aquí. “La llamamos con el nombre más nuestro, “Alto Duero”. Alto de cumbres y, también, líquido manantial. El Duero que niño y casi en pañales, como lo saludaba el poeta, abre en Soria su avenida y marca la provincia, con su trazo, con el tajo de su espada de acero o de agua que hiere la loma y la peña.”, explicaba CBR. A la vez que justificaba su contenido con estas palabras: “Y esta nuestra revista, con su nombre y con los nombres de los que en ella colaboran. Creación o notas informativas, de mucho hay que hablar. Para nuestra ciudad y para las otras ciudades, por el haz de España, esta voz nuestra que ahora se pone a contar y a decir; a dar, con nuestra palabra, fe de trabajo y de vida”
            Este nº 1 de la revista “Alto Duero”, con Miguel Moreno y Moreno de director, encuadernado en rústica, constaba de 19 páginas, con un formato de 23,5 x 16,5 cm., ilustradas con dibujos y viñetas del Catedrático Juan Chulia. Estaba editada por Gráficas Sorianas.
José María Martínez Laseca
(3 de febrero de 2016)

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