sábado, 4 de febrero de 2017

Alto Duero: la revista del Instituto de Soria (2)

Expuestos ya los aspectos de contextualización, junto con el arranque de la primera entrega de la revista “Alto Duero” del entonces único Instituto de Soria, vamos a continuar, aquí y ahora, con nuestro análisis del conjunto de 16 ejemplares, del nº 1 al 17, con ausencia del nº 15, y a los que cabría añadirse otro más en el que yo colaboré con un poema de tipo social, siendo estudiante de 6º curso (1971/72), entonces con Emilio Moratilla García como profesor de Lengua y Literatura. Haciendo cata en cada uno de ellos extraeremos los aspectos que nos resulten más llamativos y denominadores comunes junto con algunas conclusiones, entendidas, por nuestra parte, como de mayor interés para nuestros lectores. Así, en esta segunda entrega revisaremos los ejemplares normales u ordinarios de la revista escolar y dejaremos para la tercera y última entrega los tres números extraordinarios en “Homenaje” a tres escritores destacados.
Toda la comunidad educativa
            Entrando, pues, en harina, de 1961 a 1966 aparecen l3 números. Por elevación, la dirección de los mismos estuvo ejercida por Miguel Moreno y Moreno, hombre del movimiento, maestro y director de la Casa de Observación del Tribunal Tutelar de Menores de Soria, en las primeras entregas, y en cuyo cometido le sucedieron después los alumnos del centro, tanto de letras como de ciencias: Roberto Pérez-Rioja, José Antonio Hedo, Emilio Mateo Aragonés y Cecilio Borque Millán. Es de significar, igualmente, la asunción inicial de la Jefatura de Redacción por el profesor Carlos Beceiro Rodríguez.
            En su condición de Instituto de carácter mixto también cabe destacarse la implicación de varias alumnas como: Cecilia Pérez Garrido, Conchita Pastora, Carmen Serrano, Isabel Beceiro, Hortensia Alonso, Mª Encarnación Roncal, Mª Victoria Martínez, Pilar Carnicero, María Luisa Gaya, Ángela y Adoración Catalina Sanz, Mª Carmen Heras, Emilia Latorre, etc.
            Entre los alumnos anotamos a: Juan Cepero, Agustín Macarrón, Pedro Hernández, José Antonio Hedo, Luis Aguirre Duro, Jesús Liso, José Mª Díez Borque, Santos Sanz Villanueva, José Eugenio Las Heras, Benito Córdova Pinilla, Carlos Pascual, Fernando Romero Carnicero, Raúl García Aguilera, Carmelo Romero, etc. De los ex-alumnos: Gabriel Cisneros, César R. del Riego, Antonio G. Abad, Rafael Cercós, Ángel C, Algarabel, etc. 
            Asimismo, de la amplia nómina de profesores, aportan su colaboración: Manuela Pita, Octavio Nieto, Carlos Beceiro, Rosa Ortega, Amparo Gaya, Ricardo Apraiz, Agustín Muñoz, Benigno Rey, Juan Rodríguez Castuera, Celestino Álvarez, Mª del Carmen Sáez, Rafael Bermejo, Juan José Ruiz Cuevas, Celestino Tajahuerce, Rosa Ortega, Félix Herrero, etc. Mención aparte merecen el Catedrático Juan Chuliá Hernández, encargado de las ilustraciones, con la aportación de los alumnos José Ignacio Latorre y Francisca Carnicero; y el director espiritual del centro, el sacerdote Segundo Jimeno. 
            Todavía cabe sumar a la empresa periodística la colaboración de nuevas personas, como Benito del Riego y Cipriano Ruiz Pedroviejo, pertenecientes a la Asociación de Padres de Alumnos.
Sobre los contenidos
            Comenzando por la portada, advertimos que parte en su elaboración de una idea del alumno de 2º curso de Nocturnos Juan Cepero Casado. La misma se mantiene en todos estos 13 números, con cambios en la tonalidad del color de fondo y pequeñas variaciones respecto en su diseño con algún añadido. Hasta el nº 5, incorpora la relación de todos sus colaboradores. En el centro de la contraportada, en blano, aparece un escudo chico de la Universidad de Santa Catalina.
            Ya,, a partir del nº 5 vamos a ver incluidas en sus páginas publicidad de establecimientos comerciales y empresas de la ciudad, la que irá aumentando en números posteriores (se contó para ello con el asesoramiento de Saturio Ugarte, agente de publicidad colegiado) en aras a su financiación, nombrándose a tal fin los nuevos cargos de Administrador (José Luis del Villar), distribuidor (Álvaro Jurado Spuch) y Relaciones Públicas [J. Martínez y J. Ángel del Amo (Publicidad), Fernando Villuendas y Jesús Liso (Entrevistas)].
            En cuanto a los textos que se recogen en su interior y que, en un principio, se muestran sin un orden propiamente establecido, veremos como posteriormente se van a establecer las siguientes secciones fijas: Página religiosa, Sección de Música, Página Femenina, Humor, Página Deportiva y Entrevista, junto con la contribución escrita de otros colaboradores. 
Botones de muestra
            Vemos como en estos números se da siempre cuenta de “noticias del centro” con actividades escolares: las clásicos viajes de estudios del bachillerato, la asistencia a representaciones teatrales, o relativos a aspectos educativos e incluso relatando cierta tertulia.           
            La creación poética dejará su impronta. Extraigo algunos fragmentos de poemas. De dos referidos al Instituto: el de Mª Teresa Pérez: “Instituto, fuertes muros / del saber y de cultura, / de niños encrucijada, / de sinsabores y amarguras.”; y el de Benito Córdova: “Firme solar de enseñanza, / nave, que con gran acierto, / nos va conduciendo al puerto / de un futuro de esperanza.” De un soneto, dedicado al olivo del patio, último superviviente del jardín botánico, de Ricardo Apraiz: “Olivo de esta tierra castellana / enfermizo y desmadrado, señero / (…) / lejos de tus hermanos / (…) / ¡tan bello! mas ¡cuán triste y dolorido, / víctima del desmán y juego bruto / estás en un rincón del Instituto!”. Y aún de otro, a la memoria de Machado de Carmelo Romero (“el poeta de la juventud”): “Ayer tarde bajé al Duero; / en el cielo, ni una nube, / en el río, ni un cristal.”
            También la narrativa se plasma en distintos relatos. Así: “El vaquerillo” de Hortensia Alonso, “La ardilla hacendosa” de Mª Luisa Gaya,  “La caza del Jabalí” de Teodomiro Manrique, “Hacia Urbión” de Manuel Martínez Rioja o “La cueva del Asno” de Chuspi. Entre los escritos de los profesores: “El mito platónico de la Caverna” de Agustín Muñoz Carrascos, “La historia y el cine” de Rosa Ortega y “El arte plástico”, de Juan Chuliá, etc.
            Visto lo visto, bien se puede decir que la revista “Alto Duero” supuso una interesante experiencia dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
José María Martínez Laseca
(4 de febrero de 2017)  


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